Helena Maleno: "Estamos tejiendo redes entre defensoras y nos estamos protegiendo"

13/01/2022 17:49 h

Marina Riera

Helena Maleno es una defensora de derechos humanos en el colectivo Caminando Fronteras. Hemos hablado con ella de los derechos en los territorios de frontera y de la persecución que sufren las personas defensoras de derechos humanos.

Podéis ver la entrevista en vídeo en este enlace de YouTube.

Soy una de las mujeres que trabajan en la frontera defendiendo el derecho a la vida, y llevo muchos años defendiendo ese derecho a la vida en ese territorio de frontera porque yo vengo también de un contexto de frontera, yo soy de El Ejido, de una zona empobrecida, la frontera sur de Europa, cuando de repente se convirtió en la frontera norte de África, y donde empezaron a llegar las personas migrantes, y empezaron a darse situaciones de explotación, que por lo menos en mi familia se habían vivido con mis abuelos y mis bisabuelos. Y eso me chocó muchísimo, empecé a investigar más, soy también investigadora social, sobre todo el tema de la externalización y la política de control de fronteras.  

Y ahí, de forma orgánica, la vida me fue llevando a través de las comunidades migrantes, y de forma orgánica también fuimos creciendo, formamos un colectivo que se llama Caminando fronteras, y a partir de ahí pudimos construir con las comunidades ser una parte orgánica de esa frontera donde hay violencia, donde hay muerte, pero también donde hay mucha vida y muchas políticas de resistencia que vienen de las comunidades migrantes y de las personas, de ese pueblo en movimiento que está manifestando una serie de cosas que están pasando en este mundo actualmente.  

¿Qué hacéis en Caminando Fronteras?

Nuestra organización, caminando fronteras, tiene un observatorio de derechos humanos en los territorios de frontera, en el territorio de la frontera occidental euroafricana. Tenemos dos teléfonos de alertas: un teléfono que empezó de forma orgánica en el año 2007, para embarcaciones que están en riesgo; esta mañana recibíamos la llamada de 56 personas, entre ellas 25 mujeres y 8 niños que estaban a la deriva en el Atlántico y que nos mandaban una posición y activamos a los servicios de rescate de los países concernientes. Tenemos otro teléfono recientemente para ayuda a familias; este año vamos a alcanzar las cifras más grandes de víctimas en la frontera occidental euroafricana y las familias quieren respuestas, quieren saber la verdad de lo que está sucediendo, quieren tener acceso a la reparación y a la justicia, y sobre todo quieren una ro repetición.  

¿Cuál es el estado de las personas defensoras de derechos humanos?

Las defensoras de derechos humanos estamos siendo perseguidas desde Europa de forma activa. Creo que, en los últimos 5 años, si no me falla la memoria, hay más de 250 casos judicializados, de persecución en distintos lugares. Se está legislando para perseguir la solidaridad, para perseguir la justicia social. No solo se está negando derechos, sino que se está negando el defender esos derechos. Y esto es una deriva que ha tomado Europa, que no sólo se hace desde Europa, en mi caso, por ejemplo, se hizo de forma bilateral. Europa usó la externalización de fronteras para externalizar la persecución a una defensora. Lo que quieren es conseguir casos ejemplarizantes para que las personas dejen de trabajar y de defender derechos en la frontera.  

Las personas migrantes son las primeras defensoras de sus derechos, y por eso pierden la vida. Y nosotras también estamos siendo perseguidas con procedimientos judiciales, pero también con estigmatización, con amenazas, con intentos de asesinato; esto es un continuo que estamos viviendo. Yo creo que además es algo global. Cuando yo me enfrento a mi caso, yo he sido y sigo siendo acompañada por organizaciones internacionales que trabajan con defensoras de derechos humanos y yo he aprendido mucho de otras compañeras defensoras en otros lugares del mundo. Y algo común que hay es la persecución de personas que defienden la vida; Berta Cáceres defendía el río, defendía su territorio, nosotras defendemos en otra forma también la vida. 

¿Crees que las mujeres defensoras todavía estáis más perseguidas?

A las mujeres defensoras se nos persigue atacándonos a través de nuestros hijos e hijas, de nuestra sexualidad. Esta persecución está diseñada contra nosotras, hay como una rabia especial. Yo lo vi en mi procedimiento judicial cuando la policía española lo primero que hacía era decirle al juez un listado de mis presuntas relaciones sexuales, entre ellas con una mujer… si soy una mujer puta, lesbiana, soy más peligrosa, soy peor, hay que castigarme. Y eso se veía en los dosieres policiales, era terrible porque las otras compañeras defensoras ya me habían contado estas cosas pero hasta que tú no lo ves con tu nombre y con tus apellidos no puedes darte cuenta de lo violento y terrible que es el sistema.  

Pero también lo que hay que decir es que estamos tejiendo redes entre defensoras y que nos estamos protegiendo y que eso es importantísimo; que cuidarse y establecer redes de protección forma parte de nuestro día a día. Porque en nuestro caso, que estamos en frontera, nos atacan los Estados y nos atacan las redes criminales. Hay que empezar por deconstruir esta normalización de la muerte en la frontera. No es normal, no debemos normalizar que una persona muera por cruzar una frontera y debemos dar otro paso más y pensar que tal vez las personas están construyendo privilegios, están defendiendo sus privilegios y no los derechos humanos; y empezar en ese camino es el que nos va a llevar a darnos cuenta de cuál es nuestra realidad próxima y de cómo se pueden tejer redes en esa realidad próxima para que lleguen a la frontera y para que juntas podamos defender derechos.