Garantizar que todo el mundo se alimente con dignidad

Llibre: Tothom a taula! Retrats de l’ecosistema alimentari sostenible d’una Barcelona en transformació. Lucía Herrero (fotografia) i Jordi Bes Lozano (text) — Ajuntament de Barcelona, 2020.
Llibre: Tothom a taula! Retrats de l’ecosistema alimentari sostenible d’una Barcelona en transformació. Lucía Herrero (fotografia) i Jordi Bes Lozano (text) — Ajuntament de Barcelona, 2020.

La palabra sostenibilidad vinculada con la alimentación se suele entender relacionada con los conceptos de proximidad, de temporada, ecológica, fresca e, incluso, con el uso de pocos residuos. Tothom a taula!, publicado por el Ayuntamiento de Barcelona, va más allá de este significado y apunta otro esencial: la garantía del derecho que tiene todo el mundo de alimentarse con dignidad.

Para que la definición no parezca utópica, el libro desglosa iniciativas personales que trabajan diariamente en cada una de las fases de la alimentación (adquisición de alimentos, elaboración y distribución). Y conocemos sus nombres concretos y las labores que realizan. Por ejemplo, el Menjador solidari Gregal, de las hermanas Merche y Montse Rodríguez, que alimentan cuerpo y alma. O el trabajo que realizan Mariona Ortiz y Laia Carulla, en Pont Alimentari, salvando alimentos (frescos y cocinados) que están a punto de ser desechados pero que aún están en condiciones óptimas. Su forma de actuar es como mediadoras entre donantes (supermercados, tiendas de alimentación, cáterings puntuales y equipamientos donde se cocina) y receptores, “que son entidades sociales que se encargan de dar un uso a los alimentos rescatados del derroche”. Para lograr que todo funcione, Ortiz y Carulla han seguido un protocolo con la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria.

La alimentación sostenible también debe trasladarse a los comedores sociales, uno de los pilares fundamentales del cambio. Hasta hace unos años, la comida ecológica estaba al alcance de las personas con un nivel adquisitivo más elevado, pero actualmente ya no es así. Comer alimentos frescos cultivados de forma respetuosa con el medio ambiente también es posible gracias a personas como Alejandro Guzmán, que había trabajado en restaurantes con estrella Michelin y que ahora se esfuerza para hacer llegar las mejores lechugas y tomates a las escuelas. “Detrás del modelo de consumo de alimentos hay un modelo de sociedad”, dice Guzmán, y esta es la idea que lo llevó a salir de la restauración para hacer realidad lo que quería, Ecocentral. “En Ecocentral quieren poner fin a la desconexión entre consumidores y agricultores mediante la creación de una innovadora red de tiendas agroecológicas Eco de aquí.” La primera, en el barrio de Gràcia de Barcelona. ¿Lo más innovador? Las etiquetas de los alimentos (que no son de plástico), que indican la foto, el nombre y los datos de contacto del agricultor.

Una distribución ética

La alimentación ecológica no es algo de hace cuatro días. En 1991, Núria Cantí ya fundó en Gràcia la cooperativa Hortec, dedicada a la distribución de alimentos ecológicos cuando todavía no lo hacía nadie. ¿El objetivo? Conseguir una distribución ética. “Hortec apuesta por una distribución ética que respete al agricultor y para dispensar un buen trato a las tiendas, porque son un puntal para el consumo agroecológico.” Procuran también que el producto tenga un precio justo para que el consumidor pueda acceder a él y se sienta contento con lo que come.

Las iniciativas sostenibles también llegan a los restaurantes. Y, de nuevo, gracias a iniciativas personales. Es el caso de Isabel Coderch, de la consultora Te lo sirvo verde, que entendió que la alimentación ecológica podía llegar a más capas de la sociedad si entraba en los restaurantes. Y así fue como se puso en contacto con el grupo Udon, que, con su capacidad, puede llegar a “transformar el modelo alimentario”.

Debemos tener en cuenta que, según destaca el epidemiólogo Carlos A. González Svatetz, “un tercio de las calorías ingeridas por la población proviene de alimentos ultraprocesados, que incluyen bebidas energéticas o azucaradas, patatas chips, bollería industrial, cereales para desayunar o pizzas y platos precocinados. (…) Estudios prospectivos recientes señalan que comer ultraprocesados puede aumentar el riesgo de sufrir sobrepeso, hipertensión, cáncer, síndrome metabólico y asma, entre otras enfermedades”.

Y este es otro gran caballo de batalla: priorizar los alimentos frescos por encima de los ultraprocesados. El cultivo de los huertos puede ser una buena manera para que los niños y los jóvenes entiendan que solo lo que sale de la naturaleza es fresco, mientras que lo demás es el resultado de una transformación industrial.

 

Tothom a taula! Retrats de l’ecosistema alimentari sostenible d’una Barcelona en transformació

Lucía Herrero (fotografía) y Jordi Bes Lozano (texto)

Ayuntamiento de Barcelona, 2021

208 páginas

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