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Sables y mastodontes

Sables y mastodontes

Una exposición sobre los fósiles de animales prehistóricos hallados en los yacimientos del Cerro de los Batallones.

Si pudierais mirar hacia el pasado y contemplar la fauna de la región de Madrid probablemente os costaría identificar que se trata de un entorno natural de la Península Ibérica. Más bien creeríais estar observando algún país africano o asiático. Jirafas, hienas, rinocerontes, tortugas gigantes, ancestros de los elefantes actuales o, incluso, grandes felinos de dientes de sable habitaban en aquella región, tal como lo constatan los restos fósiles encontrados en los yacimientos paleontológicos del Cerro de los Batallones. Ahora, del 19 de junio hasta el 1 de marzo, tenéis la oportunidad de contemplar parte de estos hallazgos con vuestros ojos a la exposición Sables y mastodontes: la megafauna del Mioceno que acoge el CosmoCaixa.

La muestra trae al CosmoCaixa unas 160 piezas fósiles encontradas a lo largo de veinticinco años, desde que raíz de unos trabajos de prospección minera en el sur de la capital madrileña se descubrieron estos yacimientos. La sorprendente colección de animales hoy extinguidos permite a las personas visitantes hacer un verdadero viaje en el tiempo e imaginar cómo era una parte de la naturaleza en plena época geológica del Mioceno, hace unos nueve millones de años. Aunque se han localizado todo tipo de especies de animales, el Cerro de los Batallones constituye uno de los más importantes del mundo en cuanto a restos de fauna carnívora y depredadora de su época, y los descubrimientos han supuesto un avance para la paleontología, la biología y otras disciplinas científicas.

En el CosmoCaixa sólo se expone una pequeña parte de los más de 25.000 restos que se han encontrado en esos yacimientos. La cifra no es pequeña, pero todavía se espera encontrar muchos más fósiles durante los próximos años. De hecho, la historia de los yacimientos es tan fascinante como la de las especies que se exponen. Debido a ciertos procesos geológicos, en la colina que hoy constituye el Cerro se formaron unas cavidades donde los animales entraban pero no sabían salir. Los que quedaban atrapados atraían a otros depredadores que a su vez tampoco podían escapar. Y de esta manera y con el paso de los millones de años, la que fue una gran trampa mortal se ha convertido hoy en un valioso testimonio del pasado de la historia natural.

Más información en este enlace.

Fecha de publicación: Viernes, 14 Junio 2019
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