Atlas europeo de lucha contra la gentrificación

Foto: Vito Redaelli

Casa de vecinos de Ciutat Vella, en Barcelona, ocupada en protesta por su prevista reconversión en pisos de lujo.
Foto: Vito Redaelli

Nos encontramos en un momento clave para la identidad de nuestras ciudades: están en juego su autenticidad y su capacidad de regenerarse evitando la homologación urbana y social. En las líneas que siguen se exponen las experiencias, nuevas o consolidadas en el tiempo, de ocho ciudades que plantan cara al fenómeno de la gentrificación.

En la polis griega, donde se enraíza la ciudad europea moderna, coincidían los ámbitos estatal y urbano y cada ciudadano era político, es decir, participaba activamente en las decisiones colectivas. Es en el ámbito urbano donde se dan las principales innovaciones, se viven los problemas y se miden las identidades sociales. Actualmente, en su seno se producen fenómenos que parecen ingobernables y que afectan a la relación entre el ámbito físico (la ciudad) y el social (la ciudadanía).

La gentrificación es uno de esos fenómenos. Mientras duró la burbuja inmobiliaria el problema fue la construcción indiscriminada y la ocupación del territorio, pero hoy nuestras ciudades sufren el acoso especulativo en el interior de las casas. La marcada dicotomía entre economía global y cultura local afecta en mayor medida a los entornos urbanos en que coinciden un mayor valor patrimonial y unos efectos más severos de la crisis, como las ciudades mediterráneas. Es en un momento clave para la identidad de nuestras ciudades: están en juego su autenticidad y su capacidad de regenerarse evitando la homologación urbana y social.

Se precisan nuevos mecanismos de gobernanza e innovación social que garanticen la reactivación de un patrimonio urbano que es el marco físico de un patrimonio inmaterial: la convivencia de sus habitantes. No habrá sostenibilidad urbana sin sostenibilidad social. Plantear medidas antigentrificación es fundamental para garantizar el derecho a la ciudad hoy y avanzar hacia una Europa de las ciudades y la ciudadanía que sea inteligente, sostenible e inclusiva.

A menudo relacionada con el incremento de los flujos turísticos, la gentrificación tiene su origen en las dinámicas del mercado residencial, en las prácticas de fondos inversores interesados en nuevos contenidos y en determinados proyectos de regeneración urbana de la propia Administración. Podemos aprender mucho del examen de las acciones contrarias a la gentrificación que se están llevando a cabo en algunas ciudades, examen que nos facilitará la apertura de un debate sobre las políticas comunes a impulsar en el marco de una red de ciudadanía. A continuación se ofrece una síntesis de algunos proyectos, iniciativas y medidas de entidades públicas o ciudadanas con efectos positivos para la ciudadanía y que evitan la expulsión de los residentes tradicionales de los núcleos urbanos europeos.

Lisboa, un mercado en rápida evolución

Foto: Gaia Redaelli

Pancarta de protesta contra la expulsión de los vecinos en el barrio de la Mouraria de Lisboa, una de les áreas de la capital portuguesa más afectadas por la reconversión turística de las viviendas.
Foto: Gaia Redaelli

El caso de Lisboa es posiblemente uno de los más significativos por la rapidez de los cambios que ha experimentado el mercado de la propiedad inmobiliaria. En los últimos años, a raíz de algunas normas aprobadas por el Estado, una buena parte de la Baixa Pombalina y barrios como la Mouraria o la Alfama se han transformado completamente debido a la adquisición masiva de edificios por parte de fondos extranjeros y a su rehabilitación como alojamientos turísticos. Para hacer frente a la expulsión de los residentes nació el movimiento “Morar em Lisboa”, que reúne a decenas de asociaciones y personas y promueve debates públicos sobre el problema de la vivienda y monocultivo turístico.

En la plaza Intendente, en una zona muy deprimida, la cooperativa Largo Residências promovió en 2011 la rehabilitación de un edificio abandonado como reactivador urbano, a la vez que el consejo de distrito emprendía la rehabilitación del espacio público, una práctica hoy amenazada por los fondos extranjeros que adquieren los edificios de la plaza.

Berlín: venta y rescate del patrimonio público

A principios del año 2000, ante la difícil situación económica que se creó tras la reunificación, el Ayuntamiento de Berlín optó por la venta de propiedades públicas, entre ellas, parte del parque municipal de vivienda. Estas dinámicas, junto a los precios relativamente bajos de las viviendas, conllevaron una gentrificación parcial que desde el este se traslada ahora al oeste y, en general, al sector urbano comprendido en los límites del S-Bahn, la red berlinesa de transporte ferroviario.

Entre las medidas antigentrificación impulsadas por la Administración se cuenta desde 2015 con una normativa que limita al 10 % la subida de los alquileres y con una tabla de referencia de precios por metro cuadrado. También se han definido algunas áreas de protección especial. La sociedad civil, por su parte, ha llevado a cabo algunas acciones relevantes, como el rescate cooperativo de edificios del antiguo parque municipal, y otras para segregar la propiedad del suelo de su uso, como medidas antiespeculación a largo plazo.

Nápoles: cogestión público-privada

Foto: Gaia Redaelli

Una casa de Nápoles cedida a grupos ciudadanos para alojar servicios socioculturales.
Foto: Gaia Redaelli

En varios aspectos Nápoles se parece a Barcelona. La presencia del mar, una topografía comparable, un tejido social muy activo en sus barrios populares y una fuerte heterogeneidad social, incluso en un mismo edificio. Su sociología tan especial –su condición “anárquica”– se combina en los últimos años con las acciones innovadoras propuestas por su gobierno municipal, sobre todo de cogestión entre la Administración y la comunidad.

En 2012, el Ayuntamiento aprobó el Delibera dei beni comuni, que fijaba la relación entre patrimonio y bien común: la Administración reconocía que todo inmueble municipal tiene una finalidad colectiva e instrumentaba su activación ciudadana mediante una cesión de uso. A raíz de la directiva, siete espacios relevantes han sido activados por grupos ciudadanos, que experimentan formas de gestión novedosa, contribuyen a generar servicios socioculturales de barrio y garantizan el mantenimiento de edificios patrimoniales.

El carácter patrimonial de Córdoba

Foto: Carlos Anaya

Calle de la Axerquía en Córdoba, donde se experimenta una nueva estrategia de reactivación urbana.
Foto: Carlos Anaya

La potencialidad de Córdoba reside en su carácter patrimonial, más allá del puro valor turístico. El casco histórico es patrimonio de la humanidad de la Unesco y, desde 2012, los patios de la Axerquía son patrimonio inmaterial. Córdoba debe aprovechar la ocasión para repensar su historia abriéndose a ese cambio de paradigma que atribuye al patrimonio un papel de activador de la ciudad y la ciudadanía.

PAX-Patios de la Axerquía es una estrategia de reactivación urbana que persigue la mejora sostenible del centro histórico sin incrementar la presión turística y la alienación social de las zonas patrimoniales. La rehabilitación de casaspatio abandonadas a través de cooperativas de vivienda busca la recuperación del valor medioambiental de la ciudad y la actualización de su historia en clave contemporánea.

Marsella: el turismo sostenible

Foto: Gaia Redaelli

El Puerto Viejo de Marsella, ciudad donde la cooperativa de residentes Hôtel du Nord ha creado una oferta de turismo sostenible.
Foto: Gaia Redaelli

En 2013 la Capitalidad Europea de la Cultura comportó relevantes cambios urbanos en Marsella: la renovación del puerto antiguo, intervenciones en el espacio público y rehabilitación de edificios significativos para funciones culturales. Un fuerte desequilibrio interno está causando una lenta pero inexorable expulsión hacia la periferia de los residentes del centro.

Desde 2011 la cooperativa de habitantes Hôtel du Nord aprovecha el patrimonio para mejorar las condiciones de vida y trabajo en los barrios más vulnerables. Conformada por setenta personas y entidades, ofrece alojamiento a turistas, paseos patrimoniales alternativos, visitas a artesanos y venta de productos locales. Colabora con el Estado francés para la constitución de una federación nacional de cooperativas de turismo sostenible y ha sido reconocida como buena práctica por el Consejo de Europa.

París: mantener la diversidad

Foto: William Bianchi

Edificio de los distritos centrales de París, donde se han lanzado iniciativas ciudadanas para reapropiarse de los barrios como parte de una estrategia para frenar la gentrificación.
Foto: William Bianchi

En general, la ciudad de París conserva, a excepción de los barrios más burgueses, un buen nivel de diversidad gracias a una variada oferta de viviendas y servicios. Aunque, según los más críticos, el gobierno local promueve un proceso de gentrificación suave que privilegia a la clase media en detrimento de la trabajadora, tanto las autoridades públicas como los movimientos sociales impulsan interesantes acciones antigentrificación.

La ciudad promueve parque público de vivienda en los distritos centrales y desde 2013 ha abierto un observatorio que analiza la gentrificación en relación con el desarrollo del nuevo metro Grand Paris Express. Algunas iniciativas ciudadanas persiguen reurbanizar espacios en desuso con actividades de tipo comunitario, con la reapropiación del espacio por residentes y la creación de nuevos lugares y prácticas colectivas.

Viena, la ciudad antigentrificación

En Viena destaca un sistema de vivienda social históricamente muy sólido, completado con un consistente apoyo público al alquiler y la dedicación de recursos municipales a la rehabilitación. Estas políticas contribuyen a mantener bajos los alquileres y así favorecen la conservación, incluso en el centro, de la diversidad social y funcional.

Viena podría definirse, por ello, como la ciudad antigentrificación. Su ejemplo ofrece la oportunidad de prevenir con tiempo el fenómeno y de redefinirlo para incluir los procesos menos evidentes de marginación social o cultural. La promoción de vivienda pública en alquiler –línea mantenida desde hace un siglo– alcanza los 220.000 apartamentos, con un volumen similar dedicado a la vivienda social y, paralelamente, una política de regeneración urbana suave que prioriza a los inquilinos estables para reducir desplazamientos. Especial atención se concede también a la protección monumental de algunos edificios o complejos residenciales.

Los cinco ámbitos de trabajo del Gran Londres

Londres se ha convertido en un área privilegiada para la inversión inmobiliaria, gracias a un régimen fiscal especial y al escaso desarrollo de las políticas sociales de vivienda. La gentrificación es el resultado del éxito económico de la ciudad, que padece una importante burbuja inmobiliaria y la eliminación de su tejido social original.

Recientemente, sin embargo, la Administración ha aumentado su sensibilización con respecto al problema. Al mismo tiempo que el gobierno proponía actuaciones para modificar el mercado, el Gran Londres definía una estrategia con cinco ámbitos de trabajo: construir más hogares para los londinenses, ofrecer viviendas asequibles, promover hogares de alta calidad y barrios inclusivos, impulsar acuerdos justos entre inquilinos y arrendadores privados, y abordar el problema de las personas sin hogar. Para incrementar el ritmo de construcción de viviendas, que es el objetivo prioritario, la Administración se propone involucrar a todos los actores, como las housing associations, organizaciones privadas sin ánimo de lucro cuya misión es crear viviendas sociales para las clases más desfavorecidas.

Gaia Redaelli

Doctora arquitecta. Politécnico de Milán

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