Premios Dau Barcelona 2021

Trofeu Dau

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Los Premios Dau Barcelona constan de tres categorías que quieren premiar a los autores y autoras de juegos y otras personas, que, con su actividad, contribuyen a mejorar el sector de los juegos de mesa.

Premio “Una vida dedicada al juego”

Este premio honorífico se entrega cada año a una persona que ha centrado la actividad de su vida en torno al juego, tanto desde el punto de vista académico, divulgativo o creativo como el comercial.

Otorgan el premio los ganadores de las dos ediciones anteriores de los Premios Dau Barcelona en esta misma categoría.

Los ganadores del PREMIO "UNA VIDA DEDICADA AL JUEGO" de 201 y 2020, Irving Finkel y Thierry Depaulis, han propuesto otorgar el galardón 2021 a Bruce Whitehill, por una vida dedicada al estudio de los juegos mesa en Estados Unidos durante el siglo XX.

Premio “Mejor autor del año”

Premio otorgado al autor o autora con la creación de juegos de mesa más destacada durante el año anterior en cada edición de Dau Barcelona.

Otorgan el premio los ganadores de las tres ediciones anteriores de los Premios Dau Barcelona en las categorías de “Mejor autor del año” y “Mejor autor novel del año”: Wolfgang Warsch, Eloi Pujadas y Joaquim Vilalta, Phil Walker-Harding, Thomas Sing y Ondra Skoupy. Han decidido otorgar el PREMIO "MEJOR AUTOR DEL AÑO" 2021 a Johannes Sich, por la calidad de sus juegos publicados en 2021, especialmente MicroMacro, con el que ha conseguido crear un juego que atrae e inspira a muchos jugadores, porque es muy fácil de entender y, sin embargo, contiene una gran cantidad de innovaciones.

Premio “Mejor autor novel del año”

Premio otorgado al autor o autora más destacado, que, durante el año anterior a cada edición de los Premios Dau Barcelona, ha publicado su primer juego de mesa.

Otorga el premio un jurado formado por las personas responsables de medios de comunicación especializados en juegos de mesa siguientes: Andrés Delgado & Lorena Torres, Lorena Garcés, Fran Gómez, Marcel Lucas, David Pérez y Javier Rodríguez. Han decidido otorgar el PREMIO "MEJOR AUTOR NOVEL DEL AÑO" 2021 a Elwen y Mín, por su primer juego publicado en 2021 Las ruinas perdidas de Arnak, en el que han creado conceptos originales a partir de mecánicas ya conocidas, que hacen que el juego gane profundidad en cada partida e interese a todo tipo de jugadores.

 

Puedes ver la gala de los Premios aquí.

Bases de los Premios Dau Barcelona

 

Thierry Depaulis

Thierry Depaulis

 

Discurso de Thierry Depaulis

Hace dos meses, Oriol Comas nos hizo el encargo —a Philip E. Orbanes (premio 2019) y a mí— de escoger a un sucesor. Es una regla inquebrantable del Festival Dau Barcelona que los dos últimos premiados con el premio honorífico “Una vida dedicada al juego” escojan al siguiente galardonado. Unas horas más tarde, recibí un mensaje de Phil: en lugar de una lista interminable de candidatos, me sugería un nombre. Un único nombre, pero obvio. Tanto, que estaba seguro de que ya había recibido el premio. Pero Oriol me dijo que no. Así que la elección de Phil fue en seguida también la mía. (Las grandes mentes piensan igual.) Es para mí un inmenso honor presentaros a nuestro colega y amigo, y nuevo ganador del Premio honorífico “Una vida dedicada al juego”, Bruce Whitehill.

Βruce es una de las máximas autoridades en materia de juegos de mesa americanos y su historia. Nacido en Nueva York en 1946, se crio en Long Island. A finales de los años setenta empezó a investigar sobre algunos juegos que le gustaban, como Scrabble, y empezó a coleccionarlos a principios de los ochenta. Tras licenciarse en Psicología por la Universidad de Washington en Saint Louis y luego en la Universidad Estatal de San Francisco, lo contrataron como desarrollador de productos para la conocida firma Milton Bradley (MB), en Springfield (Massachusetts), donde trabajó de 1982 a 1984, cuando decidió trabajar por su cuenta como autor independiente e inventor de juegos, y también como consultor de la industria de los juguetes y del juego. Con ello, Bruce pasó a ser “The Big Game Hunter” —un juego de palabras que solo tiene sentido en inglés—.

En 1985, Bruce Whitehill fundó la American Game Collectors Association (AGCA), que, en 1999, pasó a ser la Association for Games & Puzzles International (AGPI), con el objetivo de plasmar mejor la magnitud de su alcance y su carácter internacional. También ha escrito numerosos artículos para varias revistas de juegos, y ha sido editor de Games, Games, Games y de Games Annual, así como de Knucklebones, por citar solo algunas. Es autor de un capítulo sobre el juego Careers en el libro Family Games: The 100 Best, editado por James Lowder (Green Ronin Publishing), y escribe regularmente en la revista alemana spielbox.

La labor de Bruce como historiador es extraordinaria. Su libro Games: American Games and Their Makers, 1822-1992, publicado por Chilton Books en 1992, es la obra por antonomasia sobre la historia de los juegos y de los editores de juegos americanos. Desde 1999, Bruce Whitehill ha participado en las conferencias anuales de Board Game Studies —conferencias internacionales sobre el estudio de los juegos de mesa — y ha presentado importantes ponencias, entre ellas, “American Games: a historical perspective” (publicada en Board Game Studies, n.º 2, 1999) y “Halma and Chinese Checkers: origins and variations” (publicada en Step by Step, actas de la conferencia del 2001 en Friburgo, Suiza); en mayo del 2004, Bruce fue el organizador de la VII Conferencia Board Game Studies celebrada en Filadelfia (EE. UU.).

Ese mismo año, Bruce colaboró con el Museo Suizo del Juego (Musée Suisse du Jeu), en La Tour-de-Peilz, en una exposición con juegos de su colección. Para acompañar la exposición, escribió un libro —publicado en tres idiomas: francés, inglés y alemán—, titulado Americanopoly: L’Amérique au travers de ses jeux / America as seen through its games / Amerika im Spiegel seiner Spiele. Por aquella misma época, la reelección del presidente George W. Bush, un candidato que no era, ni por asomo, el presidente ideal para Bruce, le empujó a trasladarse a Europa y, en concreto, a Alemania, donde había encontrado el amor.

En el 2007, se casó con Sybille, que no solo es su mujer, sino también una competente colega, así como coleccionista, historiadora y una jugadora profesional por derecho propio. Actualmente, viven en Eickeloh, un pueblecito rural de Baja Sajonia, no muy lejos de Hanovre.

En el 2007, Bruce escribió un capítulo para el importante libro (en francés, con una versión en alemán) Jeux de l’humanité : 5000 ans d’histoire culturelle des jeux de société, publicado por el Museo Suizo del Juego, bajo la dirección de Ulrich Schädler.

En el 2008, Bruce fue uno de los diez conferenciantes invitados a la XI Conferencia Board Game Studies, celebrada en Lisboa. Su artículo “Toward a classification of non-electronic table games” se publicó en las correspondientes actas del 2009. Y en el 2010 tuve el honor de acoger otra ponencia cuando organizamos la misma conferencia en París: la ponencia de Bruce se titulaba “The Checkered Game of Life: Milton Bradley’s first game, 1860”. Se incluyó en las actas digitales que publiqué en el 2012.

En el 2019, un nuevo libro, Tortured Cardboard: How great board games emerge from chaos, survive by chance, impart wisdom, and gain immortality, publicado por Philip Orbanes “with the Games Gnome” (Permuted Press), es decir, el propio Bruce.

“The Big Game Hunter” ha depositado parte de su gran colección de juegos americanos en varias instituciones, como el Museo Rockwell, en Corning (Nueva York); el museo The Strong, en Rochester (Nueva York); el Deutsches Spielemuseum (Museo Alemán de los Juegos), en Chemnitz (Alemania), y el ya mencionado Museo del Juego Suizo, mientras que 6000 de sus juegos han sido adquiridos por el Centro Nacional del Juego de Boulogne-Billancourt (actualmente ubicado en la Universidad Sorbone Paris Nord, en Villetaneuse).

Bruce es también un consumado inventor de juegos. Entre sus juegos de mesa se encuentran Ripley’s Believe It or Not; Centipede, uno de los primeros juegos de mesa adaptados de un videojuego; Change Horses; la edición “Know It All” de Trivial Pursuit; Talat; Fuse, y Outback Crossing. Y de Underwood Cellars acaba de salir en Essen su versión alemana, Der Tote im Weinkeller (publicada por Kosmos). Su serie de puzles de misterio ha tenido mucho éxito. Ahora hay unos seis juegos y puzles suyos en los respectivos mercados de Europa y Estados Unidos, y otros dos saldrán a finales de este año, Mile High Murder y Clue Mystery Jigsaw Puzzle (ambos de University Games).

¡Bienvenido, Bruce!

Bruce Whitehill

Bruce Whitehill

 

Premio Especial Dau Barcelona “Una vida dedicada al juego”, discurso de agradecimiento de Bruce Whitehill

Gracias, Thierry. Buenas tardes. Es un placer estar aquí. Por favor, discúlpenme, pero solo hablo un poco de español y, lamento decirlo, no hablo nada de catalán. Así que creo que es mejor que les hable en inglés... inglés americano, porque soy originario de Estados Unidos. Y quizá haya gente entre el público que no hable español y no haya entendido del todo lo que acabo de decir. Ni yo mismo sé muy bien lo que he dicho.

En cualquier caso, dos de los ponentes que acaban de participar, Irving Finkel y Thierry Depaulis, conocen ampliamente la historia de los inicios del juego. Viajan por todo el mundo, e Irving, por poner un ejemplo, levanta rocas milenarias solo para ver si debajo de alguna encuentra grabado algún juego. Yo también viajo, y reconozco que fotografié algunas de esas piedras, que, por suerte, ya estaban levantadas, cuando estuve en Turquía. ¡Esos juegos tienen entre 1000 y 5000 años! Todo eso resulta muy interesante, pero, claro, yo soy estadounidense y nuestra historia tiene tan solo unos doscientos cincuenta años (sin contar la enorme contribución de los nativos americanos). Doscientos cincuenta años. Seguro que muchos de los aquí presentes sabéis el nombre de algún familiar vuestro más antiguo. Así que me interesé por algo más moderno: conocer esos juegos que se consideraban tan buenos como para meterlos en cajas para venderlos al mayor número de personas posible. ¿Quién los inventó? ¿Quién los publicó? ¿Por qué? ¿Y qué más estaba pasando en la sociedad de esa época?

Bueno, me estoy adelantando. Primero quiero agradecer a Dau Barcelona el premio que me han concedido. Después de trabajar la mayor parte de mi vida adulta en el sector de los juegos, es un verdadero honor para mí recibir el Premio “Una vida dedicada al juego”. No me fue fácil decidir de qué vida hablar en esta breve presentación: ¿de mi vida como historiador, como inventor, como autor o como jugador?

La palabra clave que une todas esas vidas es curiosidad: curiosidad por saber por qué es bueno un juego, curiosidad por saber por qué hay personas que coleccionan juegos con los que ni siquiera juegan o por qué un juego es más popular que otro entre los coleccionistas, curiosidad por saber por qué un juego sale en un momento determinado. Y, como inventor, curiosidad por saber qué hacer con una idea para un juego que consiga que otras personas quieran jugar a él cuando esté terminado.

Soy curioso por naturaleza: ¿cuántos de los que estáis aquí jugáis aún al Monopoly? ¿Por qué hay tanta gente que juega al Monopoly, el juego más popular en Estados Unidos, aunque contenga tantos errores —no me hagáis hablar— y habiendo tantos otros juegos infinitamente mejores? Ya sabéis que Parker Brothers compró ese juego en 1933, pero no a la inventora original; su inventora lo creó en 1904. Pero ese es otro tema.

También tenía curiosidad por saber de dónde provienen las damas chinas. De hecho, todavía me intriga. Quedé con la persona que conocía la versión americana en su casa de Florida, pero no quiso contarme mucho, quería reservárselo para el libro que iba a escribir. Luego murió y, según su hija, no dejó ningún manuscrito. Lo que sí sé es que el gran clásico americano de las damas chinas se originó en Alemania —en 1890, si no antes— como Halma y tenía una variante llamada Stern-Halma (halma en estrella) en el dorso, en forma de estrella de seis puntas.

Tengo curiosidad por saber por qué una empresa estadounidense llamada E. I. Horsman publicó, en 1895, Trilby, un juego basado en una novela de un dibujante de cómic y escritor francés afincado en Inglaterra, George Du Maurier.

¿Os gustan los juegos gratis? Tengo curiosidad por saber por qué una empresa de café, Lion Coffee, decidió regalar juegos con su producto hacia el 1900, convirtiéndose en uno de los primeros productos con regalo de la industria del juego. Anunciaban, y cito literalmente: “Los niños juegan con él todo el día y los mayores, por la noche”. En esa época, ¡los juegos no eran solo para niños!

Los juegos son un reflejo de lo que sucede en el mundo. Sin ir más lejos, The Vanderbilt Cup Race se publicó alrededor de 1906. No era solo un juego de carreras: estaba basado en una carrera de automovilismo real, la Copa Vanderbilt, celebrada en Long Island y que, curiosamente, se canceló a los pocos años porque fallecieron demasiados espectadores.

Mi curiosidad por saber qué se escondía detrás de un juego publicado en 1907 titulado Teddy’s Bear Hunt me llevó a la historia del presidente Teddy Roosevelt, que, una vez que salió a cazar osos, perdonó la vida a un osezno, un gesto que ocupó todos los titulares. Aquello pasó en 1902. El juego se publicó pasados cinco años.

También me pregunté qué había motivado el lanzamiento de un juego de Milton Bradley alrededor del año 1910, Duck on the Rock, un juego maravillosamente ilustrado en el que se veía a un pato bien vestido —y no con lo que te pondrías para cocinar, sino con ropa elegante, con sombrero y bastón— de pie encima de una roca. El antropomorfismo, dibujar animales con ropa y características humanas, era muy popular en aquella época. Resulta que Duck on the Rock era el nombre de un juego al que niños y niñas jugaban al aire libre: colocaban una piedra o una lata encima de una roca y tiraban piedras hasta tumbar el objeto. En la caja del juego de Bradley no ponía nada sobre esa historia; tenías que ser lo suficientemente curioso como para descubrirla.

Otro juego que es hijo de su época es Admiral Byrd’s South Pole Game “Little America”. Yo había oído hablar de Byrd y de sus expediciones al Polo Sur, y del nombre de su base, “Little America”. Lo que no sabía es que lo ascendieron a contralmirante justo antes de la Navidad de 1929; el juego de Parker Brothers, con el que puedes revivir sus aventuras, salió en 1930, poco después.

Saltamos a los años cincuenta: sentí curiosidad por saber cómo cambiaban las profesiones en un juego como Careers no solo con el paso del tiempo sino también en su representación en las distintas partes del mundo. Es una oportunidad estupenda para observar las diferencias culturales y los cambios en una sociedad. En el Careers original podías trabajar en una explotación de uranio, como navegante o explorando la luna. Más adelante, una vez que llegamos a la Luna, ya se podía ir al espacio. Mientras que en la primera versión americana de Careers los jugadores podían ir de vacaciones primero a Florida y más tarde a Hawái, en la alemana se iban de vacaciones a una mansión en la región suiza de Tesino, luego a Mallorca, después a Hawái y finalmente a los mares del Sur; los holandeses iban a la Riviera y, cuando se pasó de moda, las versiones posteriores les llevaban a los mares del Sur, donde supongo que se encontraban con los alemanes. Creo que Careers no se publicó en España.

Serpientes y escaleras (en inglés Snakes and Ladders) es un juego al que todavía se juega en España, pero no tanto en Estados Unidos, y sospecho que es porque a los estadounidenses no les gustan las serpientes. La curiosidad también me llevó a descubrir que este juego procedía de la India, donde la serpiente goza de mucho prestigio en la mitología hindú. Pero en Estados Unidos se cambió Snakes and Ladders por Chutes and Ladders (“Toboganes y escaleras”), un juego que disfrutaban todos los niños estadounidenses y con el que podían subir por la escalera del éxito o descender por el tobogán, lo que les obligaba a retroceder.

He empezado esta presentación preguntando quién juega al Monopoly. Pues ahora tengo curiosidad por un juego que veo que aparece en webs españolas. ¿Quién juega todavía al Ludo? Ajá, son los mismos que juegan al Monopoly. El Ludo es la versión británica descafeinada del Parcheesi o parchís, un juego que todo el mundo cree que viene de América, pero que en realidad también es originario de la India, con el nombre de pachisi. “Pa-chi-si”, “par-chi-si”. Es mucho más fácil cuando se ve escrito. El Ludo es un juego puramente de suerte en el que se usan dados y al que no sé por qué sigue habiendo gente que juega; si juegas con o por tus hijos, al menos que sea al parchís. Su equivalente alemán es el Mensch ärgere dich nicht, un nombre, para mí, imposible de pronunciar. Significa “Venga, no te enfades”. Tenía curiosidad por saber por qué tantos niños en Alemania todavía juegan a ese juego y entonces me casé con una alemana y obtuve mi respuesta. En Alemania, los padres juegan a ese juego —no voy a repetir el nombre— ¡para que sus hijos aprendan a perder! Imaginaos.

Y, con respecto a esto último, creo que he descubierto de cuál de mis muchas vidas debería hablaros esta noche... Vaya, pero ya no tengo tiempo.

Así que, no olvidéis que, sean como sean vuestras vidas, la clave para una vida plena, rica e interesante es... la curiosidad. Moltes gràcies.