Los griegos del Grec
Siempre atento a la escena internacional, el Festival Grec tiene una debilidad especial para traernos artistas de la cuna de la cultura occidental. Así, no solo miramos la antigua Grecia cuando reinterpretamos los clásicos, también nos interesa la creación que emerge hoy en día. En los últimos años, han actuado en el certamen figuras de largos apellidos y potentes producciones que han dejado huella. ¿Qué tiene Grecia para mantenerse todavía hoy en el punto de mira? ¿Qué nos aporta? ¿Qué nos une?
Para la directora del festival, Leticia Martín Ruiz, la fuerza de la escena griega actual radica en el renacimiento que ha experimentado tras la supercrisis económica de 2010. “Ahora es muy reivindicativa, política y con una fuerza bastante intensa de contemporaneidad”, observa. Al mismo tiempo, por sus raíces mediterráneas y unas imágenes con las que nos sentimos identificados, Martín ve el teatro griego muy cercano: “Nos comunicamos muy bien. Es fácil encontrar el intercambio entre estos creadores que miran su pasado para hablar del futuro y el nuestro”.
Christos Papadopoulos, Marina Satti y Mario Banushi (que, de hecho, es de origen albanés, pero desde hace veinte años vive y trabaja en Atenas). Ellos son los tres artistas griegos que podremos ver este año en el festival llevándonos un pedazo de la escena del Mediterráneo más allá. ¿Quiénes son y qué nos presentarán?
Christos Papadopoulos
My Fierce Ignorant Step
Mercat de les Flors, 12 y 13 de julio
El coreógrafo griego vuelve al festival tres años después de presentar Larsen C (Grec, 2022), un espectáculo que se pudo ver en más de 25 escenarios y festivales europeos, y le valió el prestigioso galardón Rose International Dance Prize, otorgado bienalmente por el Sadler’s Wells Theatre de Londres.
En My Fierce Ignorant Step, Christos Papadopoulos explora la influencia que han tenido en su personalidad artística otros dos artistas griegos: Mikis Theodorakis y Odysseas Elytis, a través de la obra musical Axion Esti del primero, basada en la poesía del segundo.
Personal y minimalista, la pieza se define también como “una obra optimista, extrovertida y encantadora sobre las primeras veces que nos conocimos, reímos, vivimos”. A través del movimiento que se convierte en canción, la musicalidad del cuerpo, los cuerpos de los bailarines conectarán con los del público, para compartir juntos estos “comienzos apasionados” comunes.
Marina Satti y La Maria
Conexión mediterránea, tradición en transformación
Paral·lel 62, 20 de julio
En el seno de una velada doble que fusionará la música de raíz con la vanguardia, viajaremos por los ecos mediterráneos con dos exponentes de nuestro tiempo, la griega Marina Satti y la valenciana La Maria.
Satti se ha hecho muy popular por un estilo fresco y contemporáneo que traspasa fronteras y pisa fuerte todo tipo de escenarios. Tanto se la puede escuchar en medio de una plaza como en el programa musical de Eurovisión. Mezcla ritmos urbanos y pop y temas virales como ZARI, que acumula más de 32 millones de escuchas en plataformas, los cuales demuestran como su combinación de zournas y beats modernos conjugan un presente de la escena musical griega vibrante, con capacidad para reinterpretarse y proyectarse hacia el futuro.
Mario Banushi
MAMI
Mercat de les Flors, 22 y 23 de julio
Con 26 años y un lenguaje escénico fascinante, se le considera una de las figuras más renovadoras de la escena griega actual. Mario Banushi aterriza por primera vez en el Grec con un poema visual alrededor de la relación entre una madre y su hijo. La obra, que ya se ha podido ver con éxito en el Festival de Aviñón, tiene un punto autobiográfico y pone en valor el amor materno como motor de vida.
El artista con raíces albanesas dedica la obra a las madres, en plural, fruto de su experiencia, ya que cuando era pequeño quedó al cuidado de su abuela —a quien llamaba madre—, después de que su madre biológica abandonara Albania en busca de un futuro mejor en Grecia.
Haciendo memoria...
Año tras año ampliamos el inventario de artistas que participan en el Grec Festival de Barcelona con la inclusión de nuevos referentes procedentes del país helénico. Algunos nos han visitado bastantes veces, como Dimitris Papaioannou, un creador polifacético (director, coreógrafo, intérprete y diseñador de decorados, vestuario e iluminación), queen 2017 sorprendió con las sugerentes imágenes de The Great Tamer, un espectáculo que mezclaba el teatro físico y las acciones performativas para descubrir los significados más ocultos de la existencia humana. En 2021 volvió al festival con Transverse orientation, en el que también, a través del teatro físico y visual, la performance y grandes dosis de poesía, dibujaba el paso de las civilizaciones y sus creencias, y nos permitía conocer mejor a nuestros antepasados. Dos años después, en 2023, nos maravillaba de nuevo con Ink, el encuentro entre dos artistas atrapados en unos paneles de plástico transparente bajo una lluvia constante de agua.
Clasificado también dentro de la categoría de los “repetidores”, encontramos Euripides Laskaridis, un creador excéntrico y carismático que se mueve en las intersecciones de la danza, el teatro y las artes visuales, y busca subvertir las relaciones establecidas entre público, creadores e intérpretes. Como pudimos comprobar en Titanes, en 2017, explora los conceptos de ridículo y transformación desde lo más grotesco, cómico y perturbador, mientras que el año pasado, en Lapis Lazuli, además de seguir indagando en estas temáticas, nos regaló la construcción de un mundo nuevo, cautivador y enigmático, lleno de contrastes trepidantes.
A estos nombres se añaden otros, todos ellos presentes en 2017, como los de la compañía Aerites Dance Company, integrada por Patricia Apergi y Dimitris Chalazonitis, que mostraron el ballet urbano de Cementary; Anestis Azas y Prodromos Tsinikoris, que pusieron encima de la mesa el racismo institucional con el montaje Clean City protagonizado por cinco mujeres de la limpieza de diferentes procedencias; o el laudista y multiinstrumentalista Yannis Papaioannou (establecido en Barcelona desde 2007) que, con su grupo Asíkides, dedicado a los sonidos tradicionales griegos, y la colaboración de la cantante griega Christiana Vlanti, homenajearon al Harlem Jazz Club con motivo de los casi 1.000 conciertos del local.
Y si nos remontan aún más en el tiempo, en 1992, recordamos la célebre interpretación de Irene Papas en Medea, dirigida por Núria Espert, toda una experta en el personaje de Eurípides, ya que se ha puesto en su piel hasta cuatro veces.