
Mas, en medio del hermano suyo y de su afligida hermana, Júpiter por igual divide el rodar del año — Las metamorfosis de Ovidio, V (trad., Antonio Ruiz de Elvira) Color. Ausencia de color. Equilibrio. El mito de Perséfone no es simplemente una historia de rapto y regreso. Es una estructura. Una escala. Un esquema. Medio año en luz, medio en sombra. El color acumula densidad y luego se retira. Un ritmo en lugar de un drama. Perséfone se convierte en un modelo de movimiento. Su tiempo dividido se transforma en una fórmula para experimentar el tiempo mismo. La primavera inicia el ciclo. El otoño lo reequilibra. El mito funciona como un algoritmo. En esta lógica, el color es temporal. Aparece, se satura, se disuelve. Se redistribuye sin desaparecer. El retorno está incorporado en la estructura. La exposición se mueve dentro de este ritmo. Traza la arquitectura del mito, ofreciendo una narrativa sutil. Las referencias aparecen como estructuras: entrada, división, retorno, repetición. La transición se despliega en estados: del calor a la quietud, de la presencia al retiro, del movimiento a la pausa. El color y su ausencia no son opuestos. Son dos expresiones del mismo ciclo. Uno se vuelve visible solo en contraste con el otro. El tiempo aquí se mide en saturación, en silencio, en la duración de la pausa. El color es un estado. También lo es su ausencia. La pregunta es: ¿cuánto dura la pausa?