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Un montón de cajas con superfície de espejo forman la instalación

"Trash", la nueva instalación del mexicano Stefan Brüggemann, en la Fundació Gaspar

Dicen que es uno de los artistas contemporáneos más revolucionarios del momento. Si queréis saber por qué, venid a ver Trash, su nueva instalación, en la Fundació Gaspar.

Hasta el 5 de febrero tenéis tiempo de ver la nueva creación de este artista nacido en 1975. La exhibe en la Fundació Gaspar, un espacio dedicado al arte contemporáneo situado en la calle de Montcada, junto al Museo Picasso, y que recoge la herencia de la desaparecida Sala Gaspar del Eixample barcelonés.

Con la intención de convertirse en un espacio de referencia en la escena del arte contemporáneo, la Fundación acoge estos días la creación de un artista singular que, pese producir unas obras radicalmente nuevas, despierta en el espectador una cierta sensación de familiaridad.

La causa es que Brüggemann parte en sus obras de las bases de algunos movimientos claves en la historia del arte más reciente, como por ejemplo el minimalismo, del cual toma en préstamo su concepto del espacio; el pop art, del cual imita la visión humorística y, finalmente, el arte conceptual y los elementos de crítica que contiene.

Stefan Brüggemann nos propone en sus obras una nueva lectura contemporánea de todas estas visiones de la creación artística, de ahí que a menudo las obras que presenta nos parezcan conocidas. En la instalación Trash, que vemos estos días en la Fundació Gaspar, por ejemplo,  encontraremos ecos del minimalismo y del pop en forma de una serie de cajas de vidrio reflectante apiladas formando configuraciones diversas.

Son cajas muy parecida a las cajas de cartón que podríamos encontrar en un almacén cualquiera, pero el hecho de sustituir el cartón por espejos reflectantes hace evidente y realza con fuerza la transformación conceptual que ha sufrido el objeto.

En cada caja encontraréis serigrafiada sobre el vidrio la palabra "Trash" ("Basura"), escrita con la letra del artista, y veréis reproducida una impresión que simula aquellas cintas adhesivas que mantienen cerradas las cajas de cartón. Es una nueva transformación de los materiales que conforman un objeto humilde y cotidiano, modificado por efecto de un cambio de materiales que otorga al conjunto nuevos significados.

¿Hay realmente basura en el interior de las cajas como anuncian las etiquetas serigrafiadas? No es posible verificarlo, del mismo modo que no podemos verificar las noticias que vemos cada día en la televisión o que leemos en internet. Esta crítica social implícita se suma a la de unas cajas que podrían haber contenido productos de consumo y que, al reflejar a quien las mira, fusionan la imagen del espectador y el acto del consumo en una nueva mirada crítica al mundo en el cual vivimos. 

Fecha de publicación: Lunes, 05 Diciembre 2016
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