Uno de los diversos conventos que se instalaron en La Rambla barcelonesa durante el siglo XVII fue el de Santa Mònica, un edificio de la Orden de los Agustinos Descalzos que fue reformado completamente en 1887 por el arquitecto Joan Martorell, quien le construyó una fachada de estilo ecléctico. La construcción original quedó destruida en 1936, pero en 1987 la Generalitat encargó una reforma a los arquitectos Helio Piñón y Albert Viaplana para crear un nuevo centro de exposiciones. En el 2003, el edificio se sometió a una nueva reforma que permitió volver a utilizar el antiguo claustro. Actualmente es un centro de exposiciones dedicado a las distintas manifestaciones de la creación contemporánea.