Acerca de Marga Pont

Coordinadora editorial de Barcelona Metròpolis

La época dorada del circo

La història del circ a Barcelona.
Del segle XVIII a l’any 1979
Autor: Ramon Bech i Batlle
Viena Edicions y Ayuntamiento de Barcelona
Barcelona, 2015

El Ayuntamiento de Barcelona y Viena Ediciones publican la historia sobre la época dorada del circo en Barcelona en los siglos XIX i XX, un trabajo de Ramon Bech, estudioso del circo y cofundador de la Circus Arts Foundation.

La palabra circo la veo ligada a la niñez y a la llegada, por Navidad, de los circos de mayores o menores dimensiones que cada año se anunciaban como “el mayor espectáculo del mundo” y que todavía hoy visitan la ciudad. Si me preguntan cuándo llegó el circo por primera vez a Barcelona, antes de leer este libro no lo hubiera podido responder. El autor, Ramon Bech (Figueres, 1967), descubre los antecedentes más lejanos del arte circense en las compañías de volatines o equilibristas que actuaron en el Teatro de la Santa Creu el 12 de febrero de 1722.

Barcelona fue una gran capital del circo durante los siglos XIX y XX. Vivió su época dorada gracias a los numerosos establecimientos ambulantes y a la construcción de espacios fijos. Ramon Bech realiza un inventario de estos locales y dedica la parte central del libro a los tres edificios emblemáticos situados en el centro de la ciudad: el Circo Ecuestre Barcelonés de la plaza de Catalunya (1879-1895), el Circo Ecuestre del Tívoli (1897-1907) de la calle de Casp y el Teatro Circo Olympia de la ronda de Sant Pau (1924-1947). Otros espacios relevantes fueron las plazas de toros de las Arenas, el Torín (en la Barceloneta) y la Monumental. Y también hubo circos en el Paral·lel y en una explanada situada tras la Sagrada Familia.

Más de doscientas fotos y planos inéditos de circos, los programas de mano o retratos de los empresarios y los artistas nos transportan a un tiempo y unos espacios ya desaparecidos. Los materiales proceden en gran parte del archivo de la Circus Arts Foundation, entidad con sede en Figueres cofundada por Ramon Bech y Genís Matabosch. En su fondo destacan los ocho mil negativos y las libretas con apuntes del fotógrafo e historiador Josep Vinyes, un legado indispensable para elaborar este trabajo. También ha sido primordial la recuperación de los pocos –y poco reconocidos– cronistas circenses: Jordi Elias, Sebastià Gasch, Joan Tomàs y el ya citado Josep Vinyes.

Hasta ahora no existía ninguna historia del circo en Barcelona, más allá de El circo en la vida barcelonesa (1947), un pequeño libro de Antoni Rué Dalmau que también ha sido un punto de partida en el estudio de Bech.

Para reconstruir la historia del circo y elaborar esta crónica local hasta ahora única, el autor ha dedicado más de siete años de investigación. El resultado es un exhaustivo trabajo que alterna de modo ameno el material visual con los textos propios o los procedentes de las crónicas de la época, y donde, además de la historia sobre la construcción de los circos, encontramos curiosidades. Un hecho sorprendente es que el Teatre del Liceu acogió en sus inicios espectáculos de funambulistas o que el legendario espectáculo de Buffalo Bill se instaló en 1889 entre las calles de Aribau y de Muntaner. O la curiosidad y el rechazo a partes iguales que señalan algunos artículos sobre una trapecista llamada Bella Geraldine, que desataba pasiones entre el público masculino y la envidia de muchas mujeres.

Todo con el fin de rendir homenaje y documentar de la forma más cuidadosa posible desde los primeros espectáculos de equilibristas en el barrio de la Barceloneta y en el Teatro de la Santa Creu, pasando por los números de circo en otros géneros escénicos como el teatro y el music hall –que aparecieron a finales del siglo XIX y principios del XX–, hasta llegar a los años setenta del siglo XX, cuando Barcelona fue la primera sede del Festival Mundial del Circo en el Palacio de Deportes, entendido como una competición entre compañías.

Catalanes “retratados”

  • Catalans. Retrats
  • Autor: Antoni Bernad
  • Ayuntamiento de Barcelona
  • Barcelona, 2015
  • 224 páginas

Nos cautivará ser partícipes del punto de vista subjetivo de Antoni Bernad, que nos revela desde un ángulo inesperado a personas reconocidas.

La obra es un compendio del trabajo del fotógrafo Antoni Bernad, que durante más de tres décadas ha captado con su cámara a personajes de todos los ámbitos de la sociedad catalana. Se trata de una selección personal que Bernad ha realizado con un criterio estético para recoger lo que él mismo considera lo mejor de su trabajo como retratista.

Tras una búsqueda exhaustiva en sus archivos, Antoni Bernad ha llevado a cabo una selección de retratos de personas conocidas y anónimas guiada estrictamente por el criterio estético, como él mismo remarca en el prólogo. Nos encontramos, así, ante un libro de autor. Un libro heterogéneo con personajes diferentes, contrapuestos y a veces irreconocibles por la interpretación que Bernad hace de ellos. Como apunta Enric Vila en su introducción, “en este volumen encontrarán una síntesis de un tiempo y de un país. Catalanes famosos con una presencia gris y catalanes anónimos con una fuerza electrizante”.

Entre los protagonistas del libro encontramos escritores como Josep Pla o Mercè Rodoreda, artistas y modelos como Núria Espert o Teresa Gimpera, arquitectos y diseñadores como Federico Correa o Antoni Miró. Nos puede sorprender lo que prometen los retratos de unos jóvenes Pasqual Maragall, Pep Guardiola, Isabel-Clara Simó, Raimon, Juanjo Puigcorbé, Tàpies o Vicky Peña. Y nos podemos descubrir viajando por la historia del país desde Tarradellas hasta Mas, desde Narcís Serra hasta Xavier Trias, a quien Bernad (re)presenta en un retrato personal en relación con las nuevas tecnologías.

Descubrir la esencia del modelo

Y es que el valor del trabajo de Bernad va más allá del momento en que se captó el retrato. Destaca, por una parte, su visión artística de la fotografía y, de la otra, su capacidad de descubrir lo que oculta cada persona tras su imagen pública. Una de las sorpresas de esta elección personal es encontrar mezcladas las imágenes desde 1984 hasta la actualidad y darnos cuenta de que las diferentes épocas fluyen y contrastan menos de lo que cabría esperar.

A Bernad se le considera uno de los primeros fotógrafos que se atrevieron a investigar por un camino nuevo. Pasó de la fotografía descriptiva y neutra que le pedía el mundo de la moda a una fotografía expresiva que intenta captar la esencia del modelo. Se convierte así en un retratista reconocido cuya obra se considera artística, y así lo demuestra el hecho de que esté presente en varios museos, desde el MNAC y el Macba de Barcelona al Reina Sofía de Madrid.

Bernad convierte en arte lo que es la esencia de la fotografía: la luz y las sombras. Mostrar y ocultar, encender las partes de las caras que se dejan mostrar y destapar lo que quieren ocultar los retratados. Tiene la habilidad de sorprender a algunos modelos con la guardia baja y de pillar a los que se mantienen a la defensiva, que quedan bien “retratados”.

Ante un fotógrafo, nuestro yo secreto se asusta. Antoni Bernad parece tener una maña especial para cazar este yo que no se quiere mostrar, la sombra que hay tras cada personalidad y que, como diría Jung, nos completa si nos reconciliamos con ella. Nos cautivará, en definitiva, ser partícipes del punto de vista subjetivo de Antoni Bernad, que nos revela desde un ángulo inesperado a personas reconocidas. Y quién sabe si en alguno de los rostros nos hallaremos reflejados a nosotros mismos.