Rosa Sensat, una maestra de vanguardia

La gran obra pedagógica de Rosa Sensat, la Escuela del Bosque, nació el 8 de mayo de 1914. Era una institución higiénica y, al mismo tiempo, un espacio de ensayo de los valores de la vanguardia pedagógica. Con la llegada de la República, la fundadora quiso convertirla en el modelo para la renovación de la enseñanza.

©AFB
Rosa Sensat durante una clase al aire libre.

Rosa Sensat i Vilà es un caso inusual en la historia pedagógica catalana. Con la redacción del presupuesto de cultura del Ayuntamiento de Barcelona de 1908 y la creación de una red de escuelas al aire libre en 1914, se recogían dos tradiciones –la modernista, que reclamaba que la cultura llegara a todo el mundo, y la novecentista, que entendía la educación como obra de urbanidad– que situaban a Barcelona en la vanguardia educativa.

La aspiración a regenerar la sociedad a partir de la educación confería a los maestros una singular trascendencia que coincidía con el aire fresco que trajo la incorporación de las mujeres al mundo educativo, del que se las había excluido durante siglos. La preocupación por la salud de la infancia, por su formación física, social, moral y estética, dio paso a una pedagogía centrada en la vida –hasta entonces alejada de las aulas escolares–, una educación integral que llevó a Rosa Sensat a centrarse en “hacer personas” (González-Agàpito, 1989). En este contexto nació su gran obra pedagógica, el 8 de mayo de 1914: la conocida como Escuela del Bosque –inspirada en la berlinesa Waldschule de Charlottenburg–, que dirigió hasta 1930, cuando se trasladó al grupo escolar Milà i Fontanals, donde trabajaría hasta 1939.

© Brangulí / Arxiu Nacional de Catalunya
Niños en el jardín de la escuela, en una fecha no precisada de los años 1920-1925.

Antes de la creación de la Escuela del Bosque, Sensat había estudiado Magisterio en Barcelona y, posteriormente, ejerció de maestra en la escuela municipal de El Masnou y en una escuela infantil gerundense. Más tarde obtuvo la licencia de maestra de normal en la madrileña Escuela Central de Magisterio. Trabajó de auxiliar durante cuatro años en la capital del estado, lo que le permitió entrar en contacto con la Institución Libre de Enseñanza. Completó su experiencia práctica en una escuela de Sant Martí de Provençals y, más tarde, en una escuela pública unitaria.

La Escuela del Bosque de Montjuïc se instaló en un parque de gran belleza, con manantiales y jardines; resultaba un lugar especialmente preparado para los juegos y las clases al aire libre. Las instalaciones higiénicas, el gabinete antropométrico, el comedor y la enfermería constituían verdaderas novedades. También la educación estética, gracias a la sala de música, tenía un lugar privilegiado. Disponía de patios cubiertos para resguardarse del mal tiempo, y el comedor estaba en un antiguo chalé morisco que también albergaba otros servicios.

Rosa Sensat siempre se preocupó de gestionar directamente la alimentación procurando su equilibrio (Cussó y Garrabou, 2004, p. 498), un aspecto poco reconocido, pero que fue de los más importantes (Sensat, 1998). El talante de Sensat se puede percibir en detalles de este tipo y en la obsesión de registrar todas sus vivencias, desde el diario de clase a las notas de los viajes, de manera que podríamos decir que la maestra masnovina tenía manuscrita su vida profesional. Así, el libro Hacia la nueva escuela (1934), su obra primordial, no deja de ser un importante documento dedicado a narrar la experiencia atesorada durante los años al frente de la Escuela del Bosque. En un entorno muy bien concebido, potenció la educación de la sensibilidad hasta el punto de que allí se creó “un ambiente favorable al desa­rrollo del sentido artístico”.

Entre sus obras también destacó Les ciències en la vida de la llar [Las ciencias en la vida del hogar] (1923, reeditado en 1998), donde mostró su cualidad de divulgadora científica, experiencia adquirida en el Curso Normal de Enseñanza Doméstica para Maestras de 1921. El programa del libro abordaba cuatro puntos, dedicados a fundamentar científicamente las tareas prácticas y cotidianas del hogar: el aire, el agua, el vestido y la alimentación. El éxito la impulsó a escribir Cómo se enseña la economía doméstica (1927), dirigido a la formación de docentes de primaria. Ciertamente, con Rosa Sensat, la enseñanza doméstica adquirió una importancia inusitada y, así, a pesar del sentido reformista de la propuesta, se convirtió en una pionera del feminismo.

© Brangulí / Arxiu Nacional de Catalunya
Rosa Sensat con un grupo de autoridades y el arquitecto Antoni de Folguera, encargado de rehabilitar el edificio del Parque Laribal de Montjuïc como Escuela del Bosque, durante una visita al centro, en 1914.

Este vitalismo feminista se entendía como una “preparación práctica y consciente para las tareas de la casa” y “una formación completa de la mujer para la vida de familia” (González-Agàpito, 1989, p. 119). A raíz de ello, y tras visitar establecimientos de enseñanza doméstica en Bélgica, Suiza y Alemania, Rosa Sensat se reafirmó en su proyecto de preparar a las niñas como futuras amas de casa. Recordemos que, en 1920, el Consejo de Pedagogía de la Mancomunitat constituyó la Sección de Enseñanza Doméstica, tarea a la que se dedicó en su estancia en Alicante, después de ganar, en 1900, unas oposiciones de maestra de labores. Todo ello la llevó a participar, en 1922, en el III Congrès International d’Enseignement Ménager (París, Office Familial-Ménager). La mujer debía “saber física y química” y fisiología, en cuanto que garante de una economía doméstica que mejorara las condiciones de vida familiares.

Del mismo modo que la ciencia afecta a la vida, también la escuela tiene que ser vida. Sensat hizo suyo este ideario y planteó introducir la vida en la escuela, garantizando un régimen de responsabilidad, como explicitó en Hacia la nueva escuela: “Queríamos que fuera el lugar donde se aprendiera a vivir”; una “obra vitalista […] en contacto íntimo con la naturaleza” que, de paso, asumía los postulados evolucionistas y acercaba la pedagogía a la biología. Por lo tanto, el naturalismo y el vitalismo vertebran la pedagogía sensatiana, que no da saltos porque sigue las leyes de la naturaleza. La vida genera la voluntad de transformar la escuela en un verdadero hogar donde florezca la vida libre y natural, sin rigideces, elementos que atrajeron la incomprensión de algunos sectores. Por ello los niños iban en tranvía y solos a la escuela, empapándose de las experiencias positivas y negativas cotidianas: “Así se familiarizaban con la incomprensión y la injusticia”. Sensat insistía en la importancia de que el niño asumiera pequeñas responsabilidades: la escuela se convertía en una imagen del hogar y prolongación de la familia que preparaba para la vida social. Tal es el sentido que Galí dio a la expresión “escuela viva”, como representación y expresión de la sociedad.

En fin, la Escuela del Bosque no era solo una institución higiénica, sino una sensacional escuela nueva, puesto que cumplía el requisito de ser una escuela de ensayo en sintonía con los valores de la vanguardia pedagógica. Su deseo era que se convirtiera —llegada la Segunda República— en modelo para todas las escuelas que iban a seguir la renovación pedagógica. Al fin y al cabo, Rosa Sensat luchó contra las miserias de todo tipo: “Todo el espíritu de la escuela se encaminó a formar en torno a la niña una atmósfera de elevación moral por la dignidad…”. Unas miserias y una dignidad que le fueron negadas, ya que, después de la Guerra Civil, Rosa Sensat fue una de las maestras que tuvo que sufrir la depuración del magisterio emprendida por el régimen franquista.

Referencias bibliográficas

Cussó, X.; Garrabou, R. (2004). “L’Escola de Bosc. Un referent pioner a la transició nutricional moderna a Catalunya”. Estudis d’Història Agrària, 17, pp. 497-512.

González-Agàpito, Josep (1989). Rosa Sensat i Vila, fer de la vida escola. Barcelona, Rosa Sensat/Edicions 62.

Sensat, Rosa (1927). Cómo se enseña la economía doméstica. Madrid, Publicaciones de la Revista de Pedagogía.

— (1996). Vers l’escola nova. Prólogo de Josep González-Agàpito. Vic, Eumo Editorial.

— (1998). Les ciències en la vida de la llar. Barcelona, Altafulla [Edición facsímil del original de 1923].

La obra Les ciències en la vida de la llar, los diarios y las impresiones sobre los viajes se pueden consultar en el archivo digital de la biblioteca de Rosa Sensat (http//mdc.cbuc.cat).

Albert Esteruelas Teixidó

Conrad Vilanou Torrano. Departamento de Teoría e Historia de la Educación. Universidad de Barcelona

Un pensamiento en “Rosa Sensat, una maestra de vanguardia

  1. Escribo desde Argentina. Rosa da un poco de escalofríos. La estamos estudiando por su interpretación arcaica de la mujer y sin embargo, tu articulo nos explica que fue muy diferente a como la interpretamos en el 2018. Agradezco mucho tu opinión. Nos ayuda a analizar su obra desde otra perspectiva. Es edificante. Además, demuestra algo que vengo percibiendo por años. La matriz de pensamiento americana es totalmente opuesta a la europea. Saludos

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