El músico argentino Pablo Pérsico, instalado en Barcelona desde 2007, es el alma de un nuevo sistema pedagógico, Integrasons, que se ha encarnado en dos formaciones infantiles y juveniles ubicadas en Badalona y Poble-sec.
En todas las orquestas hay un momento en que el solista se juega el tipo. ¿Qué pasaría si sonase fuera de lugar? Todo el grupo, toda la pieza, se resentiría de ello. Ese momento, inscrito en una partitura e interpretado en un instante de nuestro presente, nos remite a la base de todo un proyecto educativo como el del compositor argentino Pablo Pérsico. Una nueva metodología que contempla en su base la posibilidad de que un día tengamos que jugárnosla con toda una orquesta detrás y un público delante. Cuando escuché por primera vez a la orquesta Barris en Solfa me vino a la cabeza Mireia Farrés, trompeta solista de la OBC, tocando los primeros compases de la Quinta sinfonía de Mahler con toda la orquesta casi en silencio. ¿Cómo arrancar un barco que después tendrá que llevar velocidad de crucero?
La orquesta Barris en Solfa, que dirige el propio Pablo Pérsico, la forman quince niños de diversos orígenes y cada uno de ellos dispone de entre cinco y seis instrumentos diferentes. Todos son instrumentos únicos y fascinantes: didjeridú, guaguatube, xilófono, arpa china, bongo, maraca… Hoy presenciamos un ensayo de la orquesta. Cada niño responde a las indicaciones de Pablo Pérsico en función de lo que está escuchando en ese momento y elige un instrumento. La maraca es igual de importante que el xilófono, o viceversa. Se trata de decidirse por el sonido que sea más adecuado en función de lo que está haciendo el resto de compañeros. La metodología incita a equivocarse y no hay que evitar ni temer el error, sino integrarlo en la experiencia.
La improvisación colectiva es algo que queda lejos de las programaciones oficiales de las escuelas, pero en Barris en Solfa forma parte del aprendizaje inicial del niño. Cada uno de ellos es invitado a dirigir la orquesta y llevarla a una improvisación siguiendo parámetros muy sencillos. Todos quieren tocar, todos quieren dirigir, todos quieren más; están sedientos de música. Son niños procedentes de diferentes escuelas, propuestos por las entidades sociales del barrio. Cada martes y jueves se encuentran en el Consorci Badalona Sud para trabajar con Pablo Pérsico y sus colaboradores, algunos profesores de música y otros voluntarios que empezaron sin conocimientos musicales y que los han ido adquiriendo al mismo tiempo que los niños.
Hoy todo es concierto y complicidad: los colaboradores tocan mezclados entre los niños, las niñas y el propio Pablo, que nos recuerda que lo que estamos escuchando se basa en meses de trabajo sin tocar ni una sola nota. Aquellos niños, con diferentes circunstancias familiares, llegaron hace dos años a este espacio para convertirse en niños sin problemas. La música estaba en un cuarto o quinto término. “Empezamos construyendo instrumentos y jugando con los sonidos, porque, mientras construimos, todos somos iguales. Si no construimos todos juntos, si tu compañero no toca contigo o no toca bien, eso te afecta a ti. Y no es una cuestión filosófica ni de interpretación: ¡el oído no miente! ¡Cuando vas desacompasado se ve a la legua! Por eso la música nos obliga a trabajar en equipo. Tenemos que trabajar juntos para que este niño no vaya a destiempo respecto a los demás, porque eso es problema de todos. Relegar la responsabilidad del grupo a los niños es cambiar el foco de la educación.”
La metodología Integrasons
El proyecto propone una nueva metodología de iniciación musical permeable a trabajar cuatro valores fundamentales: escucha, atención, respeto y comunidad. Esta metodología, denominada Integrasons, se basa en la degustación del sonido y en el trabajo tímbrico. Nunca había oído a los niños hablar con tanta naturalidad del timbre, de las dinámicas o de la estructura de una pieza. Para Pablo, es importante explicar a un niño que el sonido que está percutiendo tiene que oírse desde el principio hasta el final, que hay que fijarse en cómo se ejecuta porque eso tendrá una incidencia en todos los demás y, por tanto, que debe observar y trabajar en equipo. En el aprendizaje musical, el timbre acostumbra a ser uno de los elementos más olvidados, la última lección del libro a la que no llegamos nunca. Para él, trabajar a partir del timbre y el sonido permite abrir una nueva dimensión, un nuevo camino de entrada a la música que no es el de la línea melódica ni el lenguaje musical, sino el del sonido como vibración. Entender la música como un conjunto de vibraciones. “¿Qué somos, si no? ¡Vibración! A partir de aquí vibramos todos juntos. Mi propósito ha sido jugar con las vibraciones –explica–. Conectarme con la capacidad de los niños de sorprenderse y fascinarse por el sonido, y a partir de ahí, desarrollar una metodología nueva”.
Por tal motivo, hace años que Pérsico dedica un gran esfuerzo a la búsqueda y la selección de instrumentos por todo el mundo, así como a la colaboración con lutieres que participan en el proyecto generosamente.
Buenos acordes en Poble-sec
La metodología Integrasons es también el motor de la orquesta infantil y juvenil que, con el nombre de Do d’Acords, hace cuatro años que vertebra en Poble-sec un proyecto de carácter pedagógico, artístico, cultural y social.
Pablo Pérsico llegó a Barcelona en el año 2007 para cursar un máster en Gestión, empezó a colaborar en distintas orquestas y entró en las aulas de las escuelas e institutos con el fin de trabajar conjuntamente con los maestros y conocer las particularidades de Cataluña. Hacía diez años que Pablo trabajaba en escuelas de música en Argentina, concretamente, en escuelas para hijos de dirigentes. El conocimiento de las diferentes realidades es lo que probablemente le ha permitido imaginar una nueva metodología que ha ido contrastando en grupos heterogéneos de niños de todas partes. Los resultados están en constante evolución, pero lo que es indudable es que permite imaginar que hay una integración en los valores que se puede aprender y trabajar a partir del sonido, y que tiene resultados excepcionales en el desarrollo de los niños y en su capacidad de generar futuro.
La orquesta Do d’Acords ha conseguido animar a participar en ella a los habitantes de todo un barrio sin diferencias de raza ni de nivel económico, a las instituciones, a los colectivos y, lo más importante, a decenas de niños que esperan que aquel músico que un día se presentó en su escuela para sacar instrumentos alucinantes de su carrito, hoy les ofrezca la oportunidad de sentirse únicos y parte de un todo. “Poble-sec se merece una orquesta de niños que represente al barrio –dice Pablo–. Creo en la capacidad de Poble-sec de generar una orquesta de alta calidad con proyección internacional, no tanto por el nivel técnico que puedan tener en violonchelo o trompeta, como porque serán únicos a la hora de dar conciertos aquí y en Europa, en lo que respecta a su creatividad, su relación con el instrumento y la relación entre ellos. Serán un ejemplo para descubrir a través de ellos con qué naturalidad se puede crear y transmitir la música”.
El pasado mes de junio la sala Arteria Paral·lel se llenaba de aplausos por el concierto que Do d’Acords ofreció en colaboración con el cuarteto de cuerda de la OBC, músicos de tabla y didjeridú, y un lutier que diseñó un instrumento fascinante para la ocasión. “El aplauso tiene un poder enorme de retroalimentar la energía del niño en forma de autoestima –explica Pablo–. El proyecto adquiere sentido en aquel reconocimiento que permite a los niños entender muchas cosas. El crecimiento es tridimensional porque hacen algo que ni ellos esperaban de sí mismos. Por unos momentos, son el centro de atención, son escuchados por otros en un lugar idílico y, además, reciben un aplauso que saben que es sincero y agradecido. Cuando el niño siente esto, entra en un proceso de transformación. Ha encontrado un hábito, un no sé qué que le incita y le estimula, una curiosidad, una base que le permitirá sostenerse dentro de la sociedad en que vivimos. El arte como vehículo de transformación”.
En un horizonte cercano, Pablo Pérsico se plantea el reto de cómo enriquecer la formación de un instrumento en relación con el trabajo tímbrico y sonoro realizado según los principios de su metodología. Si bien es cierto que Integrasons rompe con la educación tradicional de un instrumento, potencia muchísimo su aprendizaje en fases posteriores, porque hay una serie de valores entendidos y bien establecidos. “La educación musical tal como la hemos concebido nos conduce a perder oportunidades que van más allá de tocar una partitura. A largo plazo, el valor que te da el estudio de un instrumento es inigualable. Un niño que llega realmente a tocar el instrumento y a comunicarse con la música consigue una riqueza inagotable. Si el niño se autoadjudica la relación con la música, establece para siempre un hilo conductor de su vida. Lo que más me interesa es que los niños sean creadores; no formo intérpretes, sino creadores. Y creo que esta es la mayor necesidad de Europa en este momento: formar líderes positivos”.
Un gran treball periodístic. Estem molt agraïts a la revista Metròpolis a i la redactora d’aquest reportatge, Eva Vila, per haver-se fixat en la nostra feina. Seguirem treballant per apropar la música en aquells racons més desafavorits i permetre que tots els infants hi tinguin accés i puguin desenvolupar-se com a persones a través d’ella. Salutacions!