Lost & Found es una feria que propicia el encuentro entre gente que no se conoce. Max Porta, uno de sus impulsores junto con Diego Albanell, explica que el proyecto germinó en conversaciones junto a la máquina del café: “Habíamos visto iniciativas similares fuera y nos parecía que en Barcelona faltaban espacios interactivos, populares, donde la gente pudiera vender o intercambiar objetos de casa”. La feria, de periodicidad trimestral, facilita a los particulares un espacio donde exhibir y vender objetos domésticos, desde ropa hasta libros, pasando por cualquier cosa prescindible que pueda tener una segunda vida en manos de otra persona. El sentido de Lost & Found es dar una segunda oportunidad a objetos de primera necesidad inútiles, objetos que lamentaríamos tirar, pero que nos alegraría saber que alguien más los aprovecha.
Si buscamos mercados equivalentes en otros países encontramos referentes en el garage sale americano y también en Holanda. El Día de la Reina de Ámsterdam es uno de los acontecimientos que les han servido de inspiración. En Ámsterdam, una vez al año, la gente marca el suelo con su nombre y a la mañana siguiente ocupa el sitio para vender. A partir de estos referentes se ha construido un modelo propio.
Lost & Found es un acontecimiento que ha nacido y crecido bajo el paraguas de las redes sociales. El espíritu de colaboración que impregna su modus operandi no es más que la traducción de unas relaciones que previamente se han establecido de forma virtual.
Ya se han celebrado ocho ediciones desde 2007. Costó encontrar el modelo, y se encontró finalmente gracias a la red. “La red hizo que mucha gente se pusiera en contacto con nosotros, porque no podíamos llevar a cabo una campaña de comunicación convencional. Hubo un punto de inflexión en el momento en que entramos en Facebook, donde ya tenemos más de 5.000 amigos y fans”, explica Max Porta. La divulgación en las redes permitió ampliar la base. Empezaron con 60 puestos el primer año y en la edición de junio de este año se prevé que haya 350, y si no hay más es porque no caben. El mercado se celebra en los vestíbulos de la Estació de França en invierno, y en la playa de la Barceloneta en verano.
“La gente tiene que inscribirse en nuestra web. Rellenas un formulario de suscripción y reservas un puesto en el mercado por 30 euros. Cada puesto ocupa cuatro metros cuadrados. Hay una autoselección. Tienes que ofrecer algo que te diferencie”.
Lost & Found es un mercado para particulares. No está permitido que acudan tiendas. “Antes de asignar un puesto pedimos una descripción de los objetos que se traerán. La artesanía no está permitida porque entraríamos en competencia con los mercados de artesanía de la zona. De lo contrario esto se llenaría de ferias de artesanos”, explica Diego Albanell.
“El ideario de este mercado para particulares se resume en las tres erres: reutilizar objetos, reducir el consumo y reciclar”
Pero Lost & Found no es una simple versión 2.0. del rastro. El proyecto tiene diversas ramas. La primera, y la más evidente, es el mercado, que se celebra cada tres meses con la voluntad de generar un punto de encuentro en domingo, donde haya música, baile, fiesta: potenciar la oferta lúdica de la ciudad los domingos. La vertiente lúdica es indisociable de la parte comercial. El colectivo de disc-jockeys 2nd Hand Deejays pincha música muy ecléctica, música jamaicana, jazz, soul, estilos que de alguna manera reflejan el mismo tipo de producto que podemos encontrar en el mercado pero en el ámbito musical.
Uno de los lemas de Lost & Found es potenciar una manera sostenible de adquirir bienes materiales. Su ideario se resume en las tres erres: reutilizar objetos, reducir el consumo, reciclar. Lost & Found ha ido adquiriendo una identidad basada en la estética vintage, patente en unos carteles –diseñados por Guillem Pericay– que exudan un humor festivo. Los fundadores son conscientes de que el vintage es cool y resulta atractivo. Saben también que todavía se asocia al glamour, pero que pronto servirá para disimular la pobreza. Reciclaremos cosas viejas y diremos que son antiguas.
Em Salvador, Bahia, Brasil, necessita de um evento culturalmente popular, onde todos possam apreciar, comprar, vender, trocar, reutilizar, reaproveitar, sem as rotulações de que é novo, que é marca. O objeto pelo objeto e a sua importância, ou identificação.