La cobla es una formación musical, mayoritariamente de viento, autóctona de Cataluña, con una sonoridad que la hace única. Tiene un repertorio amplio y diverso, aunque popularmente identificamos esta formación únicamente con la sardana.

La cobla está compuesta de once músicos que tocan doce instrumentos. Se distribuyen en dos filas. Los de la primera, que tocan sentados, se encargan de los instrumentos de viento de madera: el flabiol y tamboril, dos tiples y dos tenoras. En la segunda fila, en la que los músicos suelen tocar derechos, se encuentran los instrumentos de viento de metal: dos trompetas, un trombón y dos fiscornos. Finalmente, el contrabajo, situado a la derecha y fuera de las dos filas, es el único instrumento de cuerda de la formación.

En su origen el término cobla (del latín copula) designaba una unión indeterminada de músicos que podía dar lugar a formaciones diversas, una de las cuales era la cobla de tres quartans, embrión de la formación actual.

Dos nombres, Andreu Toron (1815-1886) y Pep Ventura (1817-1875), harán progresar la cobla primitiva hasta la formación que conocemos hoy. Toron, constructor de instrumentos de Perpiñán, hizo evolucionar las chirimías, en un proceso que acabó con la creación de la tenora y que resultó en el singular timbre de la formación. Pep Ventura, por una parte, alargó la sardana y, por la otra, reestructuró la cobla introduciendo y ampliando el número de instrumentos, entre los que la tenora tuvo un papel protagonista.

La cobla vive ahora un momento culminante. Es la protagonista de propuestas imaginativas y creativas de gran calidad. Jazz, clásico, fusión, flamenco, sardanas, coral, pop, rock... nada se escapa de la capacidad interpretativa de músicos, compositores y directores de cobla.

Barcelona dispone de toda una serie de formaciones de este tipo. Desde 1997 la Cobla Sant Jordi tiene la titularidad de Cobla Ciutat de Barcelona.