Música tradicional y de raíz
El panorama de la música de raíz tradicional catalana a principios del siglo XX era desolador. Tanto, que se pensaba que desaparecería. Y esto, por motivos diversos: sociales, políticos, económicos y, sobre todo, culturales.
En 1967, con el impulso de Jaume Arnella, entre otros, se construye el Grup de Folk. Tuvo una vida efímera, pero con tan solo dos discos y un concierto memorable en el parque de la Ciutadella, el 22 de mayo de 1968, sentó las bases de todo un movimiento que todavía hoy se expande.
Una vez disuelto, algunos miembros del Grup de Folk hicieron surgir nuevas propuestas y formaciones. Entre ellas destaca Ara Va de Bo, dirigida al público más joven, que durante un tiempo fue la única banda activa dedicada a la música tradicional.
A finales de los setenta y durante los años ochenta, en Barcelona se vive una recuperación en este ámbito y se crean nuevas formaciones que tendrán un papel decisivo, como la Orquestina Galana, el Tercet Treset y la Murga, que con el tiempo se convertirá en Primera Nota, con Jordi Fàbregas al frente. Todo el movimiento cristalizará en el año 1988 en la creación del Festival Tradicionàrius, con sede en L'Artesà del barrio de Gràcia, que acabó denominándose Centre Artesà Tradicionàrius, conocido por CAT.
Rápidamente, el Tradicionàrius se convirtió en un escaparate que empezó a hacerse eco de las propuestas musicales de raíz de todo el país. Actualmente, el conjunto de estas iniciativas es amplio, tanto por el número de bandas como por la oferta musical.
Hoy en día en Barcelona se puede disfrutar de la música tradicional y de raíz en diversos espacios y también podemos encontrar actuaciones en programas de fiesta mayor de barrios cada vez con más asiduidad y normalidad.
Las Fiestas de La Mercè, por ejemplo, tienen un espacio monográfico dedicado a estas manifestaciones musicales, Mercè Folk.