Origen de la celebración de Todos los Santos

Origen de la celebración de Todos los Santos

Desde tiempos remotos, diferentes culturas y civilizaciones han celebrado una fiesta dedicada en el recuerdo y la relación con los difuntos. Así, Todos Sants, la fiesta de los muertos, nos llega en un momento clave del año, un momento en que la misma natura parece morir. Nuestra fiesta deriva, en concreto, de la fiesta celta de los muertos, denominada Samain o Samhain en los lenguajes gaélicos.

El culto a los difuntos era una parte muy importante de la religión de los antiguos celtas. Para estos, el año estaba dividido en dos periodos: el tiempo claro y el tiempo oscuro. Los días del Samain abrían el periodo de oscuridad. Eran considerados unos “tiempos fuera del tiempo”, entre las dos mitades del año, y las tierras del otro mundo estaban abiertas y entraban en contacto con el mundo de los humanos. A pesar de su cristianización, la fiesta de Todos los Santos ha conservado en su costumari toda una serie de elementos que corresponden a creencias anteriores al cristianismo.

Ahora bien, a principios del siglo VII, el Papa Bonifacio IV, en vez de hacer derrocar el Panteón de Roma, templo pagano de los dioses que Marc Agripa había hecho construir en honor de Júpiter (en memoria del emperador Augusto por haber ganado la batalla contra Marc Antoni i Cleopatra), lo purificó y lo consagró en honor a la Virgen y a todos los Mártires.

Con este motivo, el Papa Gregorio IV designó el día 1 de noviembre para su celebración, ordenante, al mismo tiempo, que se la tuviera como una de las fiestas principales del año litúrgico.

A las postrimerías del siglo X se añadió en esta fiesta otra dedicada a rogar por los fieles difuntos, hecho que ha seguido perpetuándose, y se conserva todavía.

Era creencia común que la noche de Todos los Santos, las almas de los antepasados devolvían a los lugares donde habían vivido. Se cree que las almas que son al purgatorio devuelven en las casas y, si encuentran buena acogida de parte de sus familiares, van directos al cielo; caso contrario, tienen que continuar penando. Incluso se precisaba la hora: a partir de las dos de la tarde de la fiesta de Todos los Santos hasta el día siguiente a la misma hora.

Era costumbre, hacer ceremonias y oraciones, ofrecer luces, rezar tres partes del rosario, decir tres misas y tocar las campanas toda la noche, a fin, de que los difuntos que todavía no hubieran logrado la paz, encontraran el camino. Por eso, después del día de Todos los Santos, sigue inmediatamente el dedicado a los Muertos.

Hay bastante tradición de posar aquella noche un plato más a mesa; o dejar un lugar vacío para los familiares difuntos; o bien abrir las puertas porque pasen las almas; también hay bastantes costumbres relacionadas con el fuego y las almas: se solía posar una luz a la puerta de la casa para guiarlas; también se podía encender el fuego del hogar porque se calentaran, o encender velas en las habitaciones en recuerdo suyo…

De las costumbres propias de Todos los Santos hay tres que todavía se mantienen con fuerza hoy en día:

La visita a los difuntos
La castañada
Los Panellets

La visita a los difuntos: la tradición de llevar flores a los difuntos el día 1 de noviembre bien de epoca romana. Los romanos hacían estas visitas en épocas de cosechas.

La Castañada : Antiguamente era una costumbre de ámbito familiar. Las castañas eran tostadas a casa o bien, a ciudad, se compraban a las castañeras. Además de las castañas tostadas se comen también boniatos, panellets y se ve vino dulce.
La familia se reunía y recordaba los difuntos comiendo castañas, rezando el rosario o con pequeños gestos como dejar un plato vacío a mesa.

En algunas culturas tenían la creencia que por cada castaña comida la noche de Todos los Santos se libraba una alma del purgatorio.

Los Panellets: Una tradición popular nos dice que el hecho de comer castañas y panellets el día de Todos los Santos, bien de la tradición de, para recordar a los fieles la necesidad de rogar por las almas de los difuntos