La figura insólita de Bartomeu Robert i Yarzábal (Tampico, 1842 – Barcelona, 1902), el popular doctor Robert, dio un vuelco a la política barcelonesa durante los siete meses que estuvo al frente del Ayuntamiento, período que culminó con un cierre de cajas en el que el alcalde, indignado, incitó a los contribuyentes a dejar de pagar sus impuestos a Madrid.
El caso del doctor Robert es único y excepcional. Jamás un alcalde de Barcelona ha dejado en la ciudad una marca tan profunda y en tan poco tiempo. Se dedicó a la política únicamente los tres últimos años de su vida, pero, en tan solo siete meses como alcalde de Barcelona, aquel médico honesto, ponderado, pragmático, a quien sus alumnos de la facultad recordaban como “el profesor tranquilo”, cambió radicalmente el rumbo político y social de la ciudad.
Tras una carrera científica incuestionable de casi tres décadas, la figura del doctor Robert, catalán por parte de padre, mexicano de nacimiento y con raíces en Sitges, había llegado a ser popular en el mundo de la medicina. Se hizo médico siguiendo la tradición familiar, y después de una brillante trayectoria como facultativo y también como profesor, se erigió en renovador de la docencia y la práctica médicas en la Cataluña del último cuarto del siglo XIX. A la vez era un barcelonés comprometido, que pertenecía a numerosas entidades cívicas, culturales y científicas como miembro o directivo.
Pero el impacto del desastre colonial español de 1898 –la pérdida de las últimas colonias de ultramar del imperio–, con el consiguiente repliegue político del Estado español y su reclusión definitiva en el territorio peninsular, le hizo descubrir el “catalanismo”. Una toma de conciencia política que le llevaría a convertirse en pionero atípico del catalanismo y, de resultas, a hacer pública su indignación contra el centralismo como alcalde de Barcelona.
Justo después del desastre militar, en noviembre de 1898, el ciudadano Robert tomó conciencia del endurecimiento centralista del Gobierno de Madrid. Fue uno de los firmantes del mensaje a la reina regente –suscrito por una serie de instituciones económicas y culturales representativas de Cataluña– en el que se reclamaba “una amplia descentralización administrativa”. Era, sin duda, una crítica inesperadamente severa al sistema central de Madrid, emitida por un grupo de ciudadanos que pedían también una regionalización del Estado. Con este único antecedente político, avalado por el prestigio profesional y la fama de honestidad cívica y de altruismo que había alcanzado a lo largo de tres décadas ejerciendo como médico, el doctor Robert fue nombrado alcalde, por real orden, el 14 de marzo de 1899. Un hecho inaudito en la historia de Barcelona, sobre todo porque era neófito en el mundo de la política. Una parte de la prensa madrileña, irritada, afirmó que el médico barcelonés era un “separatista”.
Para acabar de arreglarlo, el Gobierno central del presidente Silvela-Polavieja acababa de constituirse con el apoyo electoral del ministro de Gracia y Justicia, el prestigioso jurista barcelonés Manuel Duran i Bas, con la promesa de llevar adelante un proyecto regeneracionista y descentralizador. El doctor Robert tuvo en él un papel principal: su alcaldía solo duró siete meses, pero sería intensa y controvertida, inesperadamente movida. Cuando el nuevo alcalde se dio cuenta de los proyectos presupuestarios y fiscales discriminatorios del ministro de Hacienda, Fernández Villaverde, puso el grito en el cielo. Se indignó, no ya como alcalde, sino como ciudadano: las imposiciones de Madrid y la voluntad centralizadora le parecieron un ataque frontal a Barcelona.
El doctor Robert, sin experiencia ni perfil político definido, quedó enormemente decepcionado. De entrada no entendió nada. A los pocos días de haber jurado el cargo se marcó como objetivo luchar “por una cuestión moral” contra una voluntad centralizadora que consideraba del todo injusta y por librar a Barcelona del caciquismo madrileño. Robert se indignó e hizo un llamamiento a los ciudadanos para que dejasen de pagar la contribución. En un abrir y cerrar de ojos puso el sistema patas arriba y logró que los contribuyentes barceloneses se declarasen en estado de rebelión. Un hecho histórico sin precedentes.
El llamamiento tuvo un éxito y una difusión inesperados. Se sumaron a él decenas de comerciantes, sobre todo tenderos, así como un grupo suficientemente nutrido de pequeños industriales que se comprometieron a dejar de pagar. La intransigencia del Ejecutivo de Madrid empujó a los indignados a una radicalización de posiciones que culminaría en septiembre de 1899 con una huelga fiscal y, sobre todo, con la negativa definitiva a pagar la contribución, tal como había propuesto el alcalde: el famoso tancament de caixes [cierre de cajas]. Este hecho convirtió al doctor Robert, de manera inesperada, en la figura política más popular de Cataluña.
En pleno conflicto –un trastorno político y social considerable, con comercios, tiendas y pequeñas industrias barcelonesas decididas a suspender el peaje contributivo a Madrid–, el doctor Robert, en lugar de de acobardarse, siguió dando apoyo incondicional a los gremios de la rebelión. Aquello aún era más insólito y sorprendente. Desde su despacho de la Alcaldía el primer ciudadano indignado intentaba frenar y obstaculizar con todo tipo de picarescas políticas y administrativas las medidas coercitivas y represivas del Gobierno central.
El tira y afloja del doctor Robert con Madrid llegó a un punto insostenible y, el 22 de octubre, presentó su dimisión por razones de dignidad civil y de coherencia. El carácter excepcional de este gesto provocó una ola de adhesiones y homenajes por toda la ciudad. Un apoyo ciudadano nunca visto antes que, junto con su propia experiencia fugaz como alcalde, le situó, de manera inesperada, en el mismísimo centro de un movimiento catalanista que apenas empezaba a despuntar.
El portavoz de la famosa protesta barcelonesa, siguiendo el rastro reivindicativo iniciado con el cierre de cajas, fue elegido diputado por la Lliga Regionalista casi enseguida. Robert fue el diputado más votado de la circunscripción barcelonesa y la cabeza visible de un vuelco histórico, ya que su figura pionera encarnó la recuperación, mediante el sufragio popular, de unos derechos largamente secuestrados en Cataluña. El ex alcalde encabezaba el estreno político del catalanismo en el Parlamento español. En Madrid no salían de su asombro.
Dos días después de su toma de posesión, el 17 de julio de 1901, el doctor Robert pronunció su primer discurso de réplica al mensaje de la Corona. Los diputados españoles se conturbaron. Pero, al contrario de lo que se creía, su debut fue un éxito. La habilidad y la elegancia de su estilo oratorio y su didactismo, firme y conciliador al mismo tiempo, hicieron que se ganase el respeto del hemiciclo madrileño. El recién llegado, como quien no quiere la cosa, acababa de normalizar la presencia del catalanismo en la vida parlamentaria española.
En noviembre de 1901 le tocó encabezar el primer gran debate del siglo XX en torno al “problema catalán”. Didáctico, sereno, tranquilo, hizo una reivindicación sorprendente, la de un modelo autonómico de Estado, con una frase que dejó estupefacto al hemiciclo: el objetivo de este modelo era que “en Cataluña nos podamos gobernar nosotros mismos”.
Su muerte fulminante, de un ataque al corazón, el 10 de abril de 1902, acabó por convertir al doctor Robert en un mito, como pionero de una manera de hacer política pacífica, honesta y valiente, que le valió el reconocimiento definitivo de la sociedad y la construcción de un monumento espectacular, actualmente situado en la plaza Tetuan de Barcelona.
Hay una cosa que no cuadra en el relato, si era un furibundo anticentralista y escribe contra la política de Madrid y fomenta la insumisión fiscal por razones morales, ¿cómo se explica que sea el gobierno de Madrid quien lo nombre Alcalde con la sanción real? Si además, como se dice en el texto, el caciquismo venía de Madrid, ¿cómo es posible que se nombre a un enemigo del caciquismo Alcalde para que combata contra él?
Cada vez estoy más convencido que la manipulación de la Historia es de tal calibre que ya no se entiende nada ni de Catalunya ni de España. Este cuento mítico preñado de adjetivos superlativos e interpretaciones aleatorias es un signo más de la manipulación de los pseuhisoriadores que ensalzan y esconden datos de forma descarada.
Parece que comenzais a leer de abajo a arriba. Era una persona conservadora, que por su prestigio como médico fue requerido por Alfonso XII para tratar sus dolencias y poe eso fué el propio rei quien propuso que le dieran la alcaldia de Barcelona. Fué posteriormente que Robert se dió cuenta que el gobierno de Madrid queria poner unos impuestos a los contribuyentes de Barcelona, para poder resarcirse de las pérdidas económicas que tenía España al haber perdido las colonias. A partir de ahí, se puso al lado de su pueblo y se opuso tanto como pudo al cobro de tales impuestos. Dimitió por coherencia al no poder evitar que el ministerio de hacienda del momento embargase a los rebeldes comerciantes y pequeños industriales. Después se convirtió en un defensor del descentralismo administrativo de las regiones.
El hecho de que no os guste la historia, no quiere decir que no haya sido así. Lo que tenéis que hacer antes de negar unos hechos, puramente porque no os gustan,es contrastarlos. Podéis tirar de hemeroteca, que no está manipulada y podréis ver cómo sucedieron los hechos.
Otra cosa es que queráis ser ignorantes y no tengáis ningún interés en dejar de serlo.
Y ni una palabra en todo el artículo de catalanismo racial. Consideraba a los españoles no catalanes de una raza distinta y menos evolucionada. La Historia de Cataluña está tan adulterada, que es imposible de reconocer.
El centralismo de países sudamericanos ha resultado nefasto para su desarrollo. Así hay ejemplos de una Argentina federal q gobiernos centristas frenaron el crecimiento de sus Provincias, generando fuertes frustraciones de crecimiento.
No puedo ser totalmente objetivo en esta nota al haber tenido un abuelo Reig Robert. Por otra parte está España
me cautiva y la siento tierra mía. Solo el deseo q siga grande y sus políticos claros y transparentes.
soy nacido en tampico mexico, lugar donde nacio el dr robert yarzabal, por eso me apasiona la biografia del dr robert como patologo, auxilio a alfonso xii con un problema en la sangre, infeccion y lo curo, a cambio la alcaldia de barcelona. El dr Robert es el padre de catalanismo, tuvo el valor de no pagar impuestos a Madrid, quito las cajas, por eso en 7 meses de su gobierno se gano la admiracion del pueblo de Barcelona, dios bendiga al tampiqueño mexicano dr robert
Por lo que he leído su padre era catalán y su madre vasca aunque nació en México.