Oriol Tort, el alma de La Masia del Barça

El actual Barça no podría explicarse sin la figura semianónima de Oriol Tort Martínez (Barcelona, 1929-1999), el cazatalentos que descubrió a Guardiola, Iniesta y Xavi, personaje clave del fútbol moderno, que dedicó toda una vida al FC Barcelona para crear una cantera futbolística eficaz y productiva, con una manera de jugar y entender el fútbol de ataque que define al Barça actual.

© Archivo FC Barcelona
Tort en una presentación de los equipos inferiores en el Miniestadi del Barça.

Para empezar, Oriol Tort hubiera considerado superfluo que le dedicasen un artículo de prensa; aún más exagerado que a alguien se le ocurriera la feliz idea de que un edificio tan emblemático como La Masia, la cantera en la que se han formado decenas de futbolistas y que él mismo hizo crecer, fuera bautizada con su nombre. A su manera desenfadada y humorística, el legendario buscapromesas que descubrió a auténticos diamantes en bruto como Cesc, Iván de la Peña, Amor, Valdés, Gabri, Iniesta, Xavi, Celades y un largo etcétera, por no citar la casi totalidad de la plantilla del Barça actual, banqueta incluida (Vilanova y Roure también provienen de La Masia Oriol Tort), hubiera dicho que no había para tanto. Tort era un hombre extraordinariamente humilde, que vivió única y exclusivamente para preservar al FC Barcelona en su concepción particular de entender el juego, importada de Holanda y de la Europa del Este, y que encontró en el Dream Team de Johan Cruyff su mejor marco de expresión.

Después de haber pasado por la mayoría de las etapas futbolísticas posibles en el Barça, como jugador y entrenador de la sección infantil, finalmente, en 1977, Tort se estableció como coordinador del fútbol base. Pero fue bajo el mandato de Josep Lluís Núñez (1978-2000) cuando se le encargó la tarea más especial y subterránea: buscar nuevas promesas, formar una cantera de futuras estrellas enmarcada en el símbolo de la antigua masía del siglo XVIII que se encuentra justo al lado del Camp Nou. Oriol Tort se convirtió en cazatalentos futbolístico cuando este oficio apenas empezaba a nacer de manera amateur.

En realidad, Tort compaginaba el scouting con su trabajo cotidiano de representante de productos farmacéuticos. Cuando terminaba de trabajar, iba a ver partidos, sobre todo infantiles. Los fines de semana se dedicaba de lleno a ello. A veces, en plena temporada, era capaz de ver in situ de quince a veinte partidos de fútbol. En casi tres décadas de actividad continuada, ante la mirada de Oriol Tort le dieron al balón centenares, miles de niños, que no sabían que el buscapromesas del Barça estaba en la grada para observar, analizar y detectar futuras estrellas. Era su especialidad. Y pronto pudo comprobarse.

Un día entre tantos otros, sus ojos se fijaron en un niño muy pequeño, físicamente esmirriado, que jugaba en el Gimnàstic Manresa y tocaba el balón con una destreza fuera de lo usual. Encajaba con lo que buscaba. Tort lo tenía claro: aquel niño se adecuaba perfectamente al fútbol de ataque que quería construir el Barça desde la base, el fútbol típicamente holandés que Rinus Michels y Johan Cruyff habían instaurado y que sería la base del futuro Dream Team de los noventa: inteligencia, técnica, rapidez. Aquel niño delgaducho sería su prototipo. Tort acababa de descubrir a Pep Guardiola.

A continuación, el mítico cazatalentos ponía en marcha la otra gran habilidad, aún más valiosa: hablar con sus padres. Les convencía para que el niño entrase en la Masia y fuese educado en la cantera del club para jugar en los infantiles, y les aseguraba que no solo no perdería en sus estudios, sino que potenciarían el aspecto educativo y escolar del pequeño. Más aún, Tort les explicaba que en la Masia les hacían crecer en el marco de una serie de valores personales basados en el respeto y la amistad.  Y si todo iba bien, quizás llegaría a jugar en el primer equipo del Barça.

© Archivo FC Barcelona
Oriol Tort durante una comida en La Masia.

Tort no dejaba nada al azar. Comía con los niños en La Masia, bromeaba; era alegre, simpático: con frecuencia imitaba a personajes y les hacía reír, y también jugaba con ellos. Estaba atento a quienes sentían añoranza. A los que venían de más lejos, como Arnau o Arteta, se los llevaba a casa cuando llegaba el fin de semana y hacían vida familiar con los Tort. Nunca un club de fútbol ha sacado tanto partido a largo plazo de un trabajador comprometido y sensible como Oriol Tort.

El trabajo de scouting en Can Barça empezó a sistematizarse y profesionalizarse en 1980 con la entrada en el organigrama del fútbol base del club de un personaje aún más crucial y desconocido, Joan Martínez Vilaseca (Manresa, 1943), hoy todavía en activo como agente buscapromesas de la FIFA. Joan Martínez, a quien el Barça fichó directamente del RCD Espanyol, formó un tándem perfecto con Oriol Tort. Veintiocho años de trabajo continuado. Llegaron a ser conocidos como el Dream Team del despatxet [despachito], como el propio Martínez llamaba a la oficina que compartían en las antiguas dependencias del FC Barcelona, situadas sobre el Palau de Gel del Barça. Construyeron una verdadera fábrica de futbolistas base.

Tort se centró en los infantiles y Martínez en los juveniles. A él se debe el descubrimiento de Carles Puyol, por ejemplo, que entró en el Barça in extremis con diecisiete años, directamente porque lo recomendó. Martínez era como Tort, pero en moderno. Los hallazgos de Cesc o de Bojan Krkic fueron de hecho cosa suya. Pero daba igual; Tort y Martínez eran modestos, frugales, discretos. El trabajo en el despatxet era frenético, apasionado, constante. No había ordenadores, solo un teléfono fijo. Martínez recuerda la frugalidad, la coordinación y la alegría con que trabajaban. Bromeaban con un teléfono móvil de plástico fingiendo que llamaban a grandes estrellas.

© Archivo FC Barcelona
Oriol Tort con un jugador del equipo juvenil, en 1980.

Tort trabajaba con un montón de papelitos que llevaba en el bolsillo. No tenía agenda. La información de las jóvenes promesas futbolísticas se guardaba en carpetas. La consigna era ver el mayor número de partidos posible. No existían los fines de semana, e iban de un campo a otro. Un trabajo de trinchera, voluntariamente sencillo, sacrificado, desconocido por el gran público. No buscaban laureles. Formaban un equipo a dos bandas. Vieron juntos a una cantidad innumerable de niños. Empalmaban viajes para no perderse nada. Hipotecaban las horas de ocio con la familia para ver a niños jugar al fútbol. Hacían lo que fuera.

En los años noventa, el despatxet Tort/Martínez empezó a dar resultados evidentes. Y lo más importante, el gran secreto, la idea holandesa de Michels y Cruyff: hacer debutar a las jóvenes promesas formadas en la Masia con el primer equipo. “Ver a un chaval como Iniesta –explica Martínez Vilaseca– debutar en el Camp Nou era nuestra recompensa”. Nadie imaginaba la paciencia, el esfuerzo, las horas que había detrás. Es la historia de Xavi, Guardiola, Iniesta, Puyol, que debutaban de la mano de entrenadores holandeses como Cruyff, Van Gaal, Rijkard, bajo la consigna de culminar el trabajo de la formación base del club.

Con la llegada de los tiempos modernos, el sistema de papelitos de Tort quedó obsoleto. Los ordenadores y las impresoras entraron en los despachos. Todo el mundo quería informes, fichas, estudios exhaustivos. Tort, que no había escrito nunca informe alguno, veía que su época se terminaba. Los clubs de fútbol forzosamente se modernizaban. En los últimos años Martínez le ayudaba tanto como podía, pero la época de Tort se había acabado. Todo ello coincidió con un cáncer de huesos. Tort era un fumador empedernido. En 1999 murió. Durante el sepelio, Guardiola dijo de su descubridor: “Hoy el Barça es menos sabio”. Y Josep Mussons, directivo histórico del club, afirmó que “si hiciéramos una lista con todos los futbolistas que descubrió Tort, se podría dar la vuelta al estadio”. La declaración más impactante y definitiva la pronunció Del Bosque: “Oriol Tort representa aquel personaje anónimo pero de una importancia capital para todos los clubs”.

Genís Sinca

Periodista y escritor

Un pensamiento en “Oriol Tort, el alma de La Masia del Barça

  1. QUE GRANDE FUE nustro gran AMIGO y ENTRENADOR , ORIOL TORT, los que estuvimos bajo sus consejos (que no ordenes), le tenemos que estar muy agradecisdos, aunque como es mi caso , no llegara a jugar en el primer equipo , ( somos muchos los llamados , pero pocos los elegidos ), pero lo recuerdo como MI SEGUNDO PADRE , llore su adios como he dicho antes , MI PADRE. nos enseñastes a ser hombres , porque en aqueños años 1964, eramos niños de calle que jugabamos con pelotas hechas con trapos. GRACIAS POR TODO ESTES DONDE ESTES , MI GRAN AMIGO ,

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