La gestión del espacio público en los quince últimos años es un reflejo de las políticas que han marcado la vida de la ciudad. Este dossier repasa algunas de las soluciones arquitectónicas y urbanísticas adoptadas que no siempre han dado una respuesta lo bastante acertada a los retos de la vivienda, la movilidad, la dispersión urbana y la desindustrialización.
El abuso del crédito hipotecario y la escasez de promociones públicas han dificultado el acceso a la vivienda a sectores importantes de la población. En algunos barrios el fenómeno de la gentrificación ha expulsado a los habitantes tradicionales.
La movilidad es clave a la hora de repensar los modelos productivos. El coche ocupa un espacio desmedido en la calle y está matando a Barcelona, que ya es una de las ciudades más contaminadas de Europa.
Barcelona vive también la polarización entre el turista y el ciudadano. Si el turismo es inevitable, la ciudad tiene que ser habitable. Los cambios del modelo productivo y sus consecuencias sobre el tejido industrial invitan a repensar cómo reindustrializar la ciudad, qué papel debe tener el espacio público en la producción y el consumo.
Los arquitectos que participan en este dossier piden que el urbanismo resuelva problemas en lugar de crear otros nuevos y apuntan propuestas que vuelvan a situar a las personas en el centro. Y reclaman que la democratización de la ciudad pase por la sostenibilidad, la memoria, la redistribución y la participación de la ciudadanía y el rendimiento de cuentas.