
En este dosier abordamos el movimiento pacifista desde varios ángulos.Y nos preguntamos por el futuro y los retos de Barcelona en este ámbito. En un mundo globalizado, las redes de ciudades están en el centro de la construcción de la paz.
En este dosier abordamos el movimiento pacifista desde varios ángulos.Y nos preguntamos por el futuro y los retos de Barcelona en este ámbito. En un mundo globalizado, las redes de ciudades están en el centro de la construcción de la paz.
La ciudad ha demostrado vivir intensamente el valor de la paz y tener voluntad de preservarlo. Pero empañando este panorama aún quedan algunas nubes que deberemos tratar de alejar, al margen de los nuevos retos que se presenten.
El rechazo al servicio militar, las manifestaciones contra la guerra y la educación por la paz en las escuelas y el tiempo libre forman parte del patrimonio pacifista histórico de Barcelona y Cataluña.
El Ejército español arrastra un descrédito, difícilmente reparable, que se ganó a pulso a lo largo de todo el siglo xx. Las posibles virtudes de la milicia están enaltecidas hiperbólicamente por una retórica de cartón piedra, y desmentidas por los abusos cometidos en nombre de la disciplina, la obediencia y el honor.
La campaña de insumisión a la mili y a la prestación social sustitutoria fue una de las luchas de desobediencia civil, de enfrentamiento directo con el Estado –y su brazo armado, el Ejército– más contundentes y representativas de los últimos tiempos.
En nuestra ciudad el trabajo por la paz tiene que traducirse en políticas dirigidas a disminuir los niveles de violencia directa, estructural y cultural. Para elaborarlas hay que contar con el saber que proviene de la experiencia de las mujeres.
En Barcelona hay una red asociativa muy fuerte que ha reaccionado ante las grandes crisis internacionales. Todo ello viene de lejos. La sociedad civil es la vanguardia, la que empuja a las administraciones y la que ha generado iniciativas para Grecia, Bosnia, Colombia, el Sáhara o el Líbano.
En Barcelona se han sucedido épocas de buen entendimiento entre comunidades y episodios tan lastimosos como pogromos, tribunales de la Inquisición y quema de conventos. Actualmente la ciudad es un referente de paz entre religiones, que aportan cohesión y convivencia. ¿Cómo se ha logrado?
Construir más y mejor paz implica una tarea muy centrada en el mundo urbano, donde serán necesarios esfuerzos de actores privados y públicos para el establecimiento de sinergias y alianzas que pongan el derecho humano a la paz en el centro de las agendas nacionales e internacionales.
El número de desafíos que se le plantearán al mundo en los próximos años es enorme, y desigual el grado de esperanza con que los afrontrarán los países. La paz global se verá amenazada, principalmente, por factores socioeconómicos y ecológicos.