La fiesta mayor del teatro barcelonés
Por Andreu Rami, comunicador cultural
Estamos a mediados de julio y el Festival Grec reina en la escena cultural de Barcelona. Un año más, lo vivimos como la fiesta mayor de las artes escénicas. Puedes dejarte perder, reencontrar viejos conocidos, celebrar las tradiciones o sorprenderte al descubrir un diamante en bruto. Repasamos con el comunicador cultural Andreu Rami cómo han ido algunos momentos de la primera mitad del festival, que, como toda buena fiesta mayor, empieza con un baile y un brindis.
El brindis popular
Los sapos del Teatre Grec pusieron banda sonora a una esperada inauguración del Festival. Sin exagerar: el desfile de asistentes la primera noche del Festival fue en sincronía de unos exagerados ¡croacs!, que salían de entre los matorrales. La teoría de que se trataba de pistas registradas fue rápidamente desmentida por Francesc Casadesús, último director del Grec y gran conocedor de la fauna y flora del anfiteatro barcelonés: “Este año ha llovido mucho en primavera y los sapos están muy grandes”. Lo explicaba sonriente, disfrutando ya como espectador de la primera inauguración del festival bajo la dirección de Leticia Martín Ruiz. Le petite cirque, la esperada nueva creación de los hermanos Marie y Yoann Bourgeois, con la música de Pomme, fue la encargada de dar el pistoletazo de salida al Grec. Fue una noche de hermandad, magia, y de coger fuerzas con la ilusión del primer día de viaje. Hibridación total de géneros, sello de identidad de la nueva dirección. Todos y todas felices.
Fuegos artificiales
Toda fiesta mayor tiene fuego y petardos. Los días 5 y 6 de julio, el Arco de Triunfo se engalanó de creatividad desbordante con Interferència 0.2. Esta locura, ideada por el artista multidisciplinar Marc Salicrú, llevó a los asistentes a un genial delirio colectivo a partir de una mezcla folclórica con la participación de los servicios municipales, orquestas, coros, cantantes, rapsodas, flabiolistas, gigantes, cabezudos, fuegos artificiales y un paso de Semana Santa con el icónico muñeco de Sidamon. Teatro en el espacio público que renovaba el compromiso fundacional del Festival Grec de hacer de la cultura algo popular. Salicrú, heredero del lenguaje callejero de La Fura dels Baus, Comediants, e incluso La Cubana, compañías que han forjado nuestra identidad escénica callejera, sumó su extenso conocimiento popular y cultural y todos nuestros rasgos identitarios en una fiesta caótica que será recordada durante mucho tiempo. Si te la perdiste, tienes una nueva oportunidad el 11 y 12 de setiembre en FiraTàrrega, cómplice con el Grec y el Ayuntamiento de Barcelona de este valiente, complejo y acertado proyecto artístico.
Creación catalana excepcional
La primera quincena del festival también nos ha dejado algunos estrenos sonados donde el teatro de texto es el gran protagonista. En la Beckett, motor de la autoría catalana, podéis encontrar hasta el 27 de julio Tu em vas prometre una història d’amor, el nuevo texto de Helena Tornero. Una magnífica propuesta que ha provocado mucho boca a boca entre el público por el divertido cuestionamiento al género de la comedia romántica, como también ha hecho Marta Buchaca, con Kràmig en el Espai Texas. Es hora de hablar del amor enmarcado en los tiempos que vivimos: el de las relaciones líquidas, las contradicciones y el escepticismo hacia el amor más romántico. La dirección de Israel Solà —miembro de la compañía La Calòrica— hace brillar a un texto juguetón con un elenco en estado de gracia.
El Festival también abre interrogantes: una de las especialidades de uno de los autores catalanes más prolíficos e internacionales, Josep Maria Miró. Con El Monstre —hasta el 27 de julio—, el autor vuelve a explorar los miedos contemporáneos y la cara más oscura del ser humano. Una oscuridad que no se ve, que surge del lenguaje, materia prima de una rítmica y afilada escritura que se eleva con un reparto de tan alto nivel como son Joan Negrié, Àurea Màrquez y Albert Prat.
Este poder de las palabras, de cómo son dichas y los monstruos que pueden hacer aparecer, también es el punto de partida del imprescindible Gigante, en el Teatro Romea hasta el 3 de agosto. Josep Maria Pou sobresale encarnando al escritor Roahl Dahl, en los convulsos días en los que tuvo que gestionar una polémica tras denunciar las barbaries cometidas por Israel, en guerra con el Líbano. Una polémica con más de cuarenta años que coge un nuevo significado en el contexto actual. El texto, escrito por Mark Rosenblatt, es un éxito colosal en Londres y está llamado a serlo también en Barcelona. Encontraréis un desgarrador combate dialéctico defendido con maestría por todo el reparto. Un espectáculo magnífico.
La apuesta por los musicales
El teatro musical es un género que el Festival Grec lleva tiempo impulsando. En una temporada en la que los musicales en catalán han demostrado estar más en forma que nunca, con los abrumadores éxitos de Mar i Cel o Ànima, podemos sumar dos hitos más. La familiar Sardana Superstar de Arnau Tordera I demostró que amar nuestra cultura también va de liberarnos de los prejuicios y abrazar la tradición para llevarla más allá. Ver una platea intergeneracional unida de manos para bailar junta y llamar al unísono “¡viva!”, es uno de los grandes triunfos del Festival.
La otra viene de la mano de Andreu Gallén, quien también fue artífice de La alegría que pasa, el último gran éxito de creación de Dagoll Dagom, que en el Grec ha presentado en función única un colosal proyecto que espera ser producido: Tots els nens creixen. Una emotiva historia ambientada en la Barcelona olímpica, que si te la perdiste, puedes escuchar aquí.
La última noche esperada será La nit del músic alt, en el Teatre Grec. El 25 de julio, Indi Gest, la compañía capitaneada por Jordi Oriol, rendirá un homenaje al musical, haciendo un viaje a los orígenes del género a partir de la historia imaginada del artista anónimo que insistió en el mismo Sófocles y Esquilo para poner música y danza a sus piezas teatrales. La diversión y la originalidad están servidas.
Arriesgar y ganar
El Grec es un gran escaparate de nuevas miradas y una oportunidad de oro para descubrir algunos de los nombres imprescindibles de la escena internacional. Leticia Martín y su equipo han elegido con mucho cuidado a toda una generación de artistas que vale la pena descubrir. La primera fue Aline Arbo, una directora que, con 39 años, ya ha revolucionado la escena internacional con propuestas como The Years. Al gran escenario del Nacional nos trajo The Hours, la historia de tres mujeres marcadas por la novela La señora Dalloway de Virginia Woolf. Lo hacía de la mano de la compañía residente en el teatro que dirige, el International Theater Amsterdam, una institución largamente vinculada al Festival Grec, que pone a disposición del genio de Arbo, un cautivador y complejo artefacto teatral.
En el Grec se recomienda arriesgar en la elección de espectáculos y dejarse guiar por la selección de nombres internacionales, o probar géneros que no se suelen ver. Te puede traer gratas sorpresas, como My fierce ignorant step de Christos Papadopoulos, pieza que hizo retumbar de aplausos el Mercat de les Flors y que, para muchos, ha sido de largo lo mejor de lo que llevamos de festival. En un viaje del minimalismo a la catarsis, esta coreografía rítmica y sincrónica, casi atávica, nos volvió a demostrar la valía de un coreógrafo griego al que esperamos ver más a menudo por Barcelona.
La fiesta continúa
Aún quedan días de festival y nombres por descubrir: Lisaboa Houbrechts, jovencísima directora belga que se ha posicionado como una de las voces escénicas más interesantes de la escena europea. Ella presentará el 16 y 17 de julio una Moeder Courage que ya fue un éxito rotundo en el Festival de Aviñón. También será imprescindible la Agrupación Señor Serrano. Es una de las compañías catalanas más exportadas por todo el mundo, pero que a menudo, en Barcelona, solo podemos disfrutar de Grec a Grec. Este año hablarán del amor, pero cuidado: su lenguaje reflexivo y radicalmente contemporáneo, seguro que esconde giros inesperados. [Del 18 al 20 de julio en el Teatre Lliure].
También puedes descubrir tótems de la escena internacional. Artistas que nos vendrán a demostrar por qué sus creaciones los han consolidado como maestros y referentes absolutos. Hablamos de Milo Rau [Medea’s Kinderen – 21 y 22 de julio] o Tiago Rodrigues, actual director del Festival de Aviñón, con una nueva mirada a la vida de la troyana Hécuba [28 y 29 de julio]. Y podríamos seguir. Los dos hidalgos de Verona, bajo la dirección de Declan Donnellan. El teatro gestual y de máscaras de la compañía Kulunka Teatro, con un Forever que mantiene al personal, con un cautivador y emotivo lenguaje escénico que iniciaron con André y Dorine y que los ha llevado por todo el mundo. Y Mario Banushi. Y Los Torreznos. Y tantos más. Elige tu propia aventura; aún nos quedan noches épicas en esta gran fiesta mayor.