La ciudad modernista de los juguetes

  • La ciutat de les joguines. 
  • Barcelona, 1840-1918
  • Premio Agustí Duran i Sanpere
  • de Historia de Barcelona 2013
  • Autor: Pere Capellà Simó
  • Editorial Gregal y Ayuntamiento de Barcelona
  • Maçanet de la Selva, 2014
  • 436 páginas

El juguete es un objeto histórico. Lo confirma el profesor, investigador y pintor Pere Capellà Simó (Palma, 1981) en el libro La ciutat de les joguines, merecedor del Premio Agustí Duran i Sanpere de Historia de Barcelona 2013, otorgado en febrero en el marco de los Premios Ciutat de Barcelona.

La evolución de los juguetes en el cambio de siglo propone una revisión de la historia de este periodo, un momento de hermandad entre el arte y la industria, símbolo de la expansión económica y cultural de la burguesía emergente. El fin de la guerra franco-prusiana dio paso a una edad de oro de los juguetes. Nació la gran industria del juguete. Alemania fue el principal productor europeo y París ejerció de epicentro de la innovación. Los primeros anuncios de artesanos jugueteros en Barcelona se difundieron en 1840. La capital catalana recibió sucursales de empresas alemanas y francesas; se consolidó como metrópoli europea y acogió sesenta fábricas de juguetes y un centenar de comercios especializados. Sin embargo, la Gran Guerra provocó que las naciones beligerantes dejaran de producir juguetes y Barcelona, seguida de Valencia y Madrid, potenció el sector. Se fundaron las primeras colecciones de Apel·les Mestres, la dibujante Lola Anglada, Maria Junyent o los pintores Manuel Rocamora y Lluís Tolosa. Una segunda generación los siguió: el escultor Frederic Marès construyó el Museo Sentimental del siglo xix y el pintor Alfred Opisso i Cardona reunió los juguetes de su infancia.

El libro nos introduce en el mundo del juguete en tiempos del modernismo y en una industria accesible a buena parte de la población. La infancia del xix es larga y, según Charles Baudelaire, los juguetes se convirtieron en el primer contacto del niño con el arte. Los intelectuales reclamarán la colaboración entre los artistas de prestigio y los fabricantes de juguetes, como instrumentos provechosos para la adquisición de criterios estéticos y el refinamiento del gusto antes de la edad adulta.

El lector percibirá la importancia que el autor otorga al valor simbólico de los escaparates. Como una especie de brecha por la que Alicia entra en el mundo de la fantasía, los mostradores de juguetes representarán para el niño una visión deseada de felicidad, muchas familias sin recursos imitarán los artefactos que descubren en ellos con los materiales que tienen más a mano, y los adultos proyectaremos sobre ellos nuestra experiencia con fascinación.

El origen de La ciutat de les joguines es una tesis doctoral que Capellà Simó presentó en el año 2012. La investigación tiene dos ejes más, Barcelona-Palma y el modelo de París, que inspirarán futuras publicaciones. El texto no es una novela, pero el estilo directo, preciso y sin petulancias hace que te sumerjas en él como en un relato de entretenimiento, con historias como el episodio de Salomon Heischmann, director de la Société Française de Fabrication de Bébés et Jouets, refugiado en Barcelona en agosto de 1914.

Capellà Simó es el comisario de la futura exposición permanente de la colección de muñecas del Museo Romántico de Sitges y nos avisa de que los escaparates se han visto hoy suplantados por las vitrinas de los museos. Mirándolo bien, la evolución del juguete escribe nuestra historia en minúsculas, la de los hechos cotidianos e íntimos, tan trascendente como la de las grandes efemérides.

Carles Domènec

Fotógrafo y periodista

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