Marc Salicrú, aproximación a un retrato poliédrico

Salicrú, en plena 'Interferència 01' © Sílvia Poch

Clara Aguilar, Marcos Morau y Arnau Boces, artistas 

El diseñador de luces, escenógrafo y músico, Marc Salicrú es un artista polifacético que está revolucionando las artes vivas en el espacio público con Interferències, un proyecto experimental y caótico que propone convertir la vida cotidiana en un espectáculo. En setiembre se vio la primera acción en la playa Nova Icària, dentro de la programación de la Mercè Arts de Carrer (MAC). El fin de semana del 5 y 6 de julio, en el marco del Festival Grec, el Arc de Triomf será el escenario de la segunda acción, y este setiembre desembarcará en FiraTàrrega. Si quieres conocer mejor Salicrú (Sali, para los amigos) de la mano de algunos profesionales que han trabajado con él, no te pierdas este retrato colectivo.

Salicrú, según CLARA AGUILAR, compositora, productora y diseñadora de sonido (responsable de la música del spot del Grec)

Definiría a Marc Salicrú como un artista atmosférico, de rayos y truenos. Un artista que toca muchas teclas; es como un director de orquesta que trabaja desde lo plástico hasta lo que genera una temperatura a través de sus dibujos, de sus propuestas de espacio, de su visión escénica.

Mi primer espectáculo como diseñadora de sonido, espacio sonoro y música fue Pool (No Water), que codirigió Marc Salicrú junto con Elena Martín y Anna Serrano, y de alguna manera es uno de los inicios de VVAA Col·lectiu. Desde aquel primer vínculo, Marc y yo hemos ido coincidiendo a lo largo de los años con diferentes directores y directoras que normalmente nos llamaban para trabajar juntos, como por ejemplo Íntims Produccions o Iván Morales. Nos une mucho una manera de trabajar, una idea de entender la escena, la atmósfera. El Sali hace el espacio y las luces y yo estoy en los otros comandos y, de alguna manera, dominamos la máquina escénica, el engranaje. Es como mi hermano en muchos aspectos.

Si hablamos del universo del Sali, lo he visto haciendo muchas cosas diferentes en los últimos años. Es un Marc Salicrú cuando trabaja con Marcos Morau y es otro Marc cuando trabaja con Àngel Llàcer o Jordi Prat i Coll, pero siempre hay algunos elementos que siento que se repiten en su manera total de concebir el espacio. El espacio es escénico, el espacio es luz, el espacio es sonido, y hay algo en esta concepción que, aunque los proyectos partan de puntos muy diferentes y que, estéticamente o con respecto al código, incluso estén alejados unos de otros, el sello Salicrú se proyecta.

Desde sus inicios en Mataró, hace ya muchos años, y a lo largo de su trayectoria como artista y como escenógrafo, Marc ha ido gestando la idea de Interferència y otras, también vinculadas, que no dejan de ser manifestaciones de su universo, de sus deseos, del niño que lleva dentro que quiere jugar con cohetes y con petardos. Para quienes lo conocemos mucho, estas Interferències no dejan de ser una manifestación absoluta, compartida y popular de una puesta en escena caótica, inútil, pero a la vez celebrativa, reivindicativa, de este despertar. Él siempre quiere poner micrófonos a las cosas que hacen sonidos y ruidos y generan unas interferencias, que surgen de todo aquello que decide amplificar. Y que no solo se amplifica, sino que se transforma en un espectáculo y en un concierto.

 

Salicrú, según MARCOS MORAU, coreógrafo y director de La Veronal

Marc Salicrú obedece a la definición de artista total. Yo no diría que es solo un escenógrafo, un iluminador o un creador visual o escénico; vive la vida como un artista total. Cómo se relaciona con el mundo, con su equipo, con sus amigos, cómo mira las cosas, cómo las piensa, cómo las crea… Para mí, Marc Salicrú es quizás uno de los artistas más globales y generales que hay ahora mismo en casa, y me parece que es importantísimo decirlo. No tiene etiquetas, se ha pasado el juego.

Hemos trabajado juntos varias veces. Hemos estado en Lisboa haciendo una ópera, en Italia haciendo un espectáculo sobre Ennio Morricone y en la ópera de Berlín haciendo luces. Hemos estado juntos en mil cosas. Ahora estamos trabajando en la ópera de Ginebra. Marc Salicrú te hace unas luces, te hace un vestuario, te hace una escenografía, te acompaña en un proceso creativo, te inspira, te divierte... Es como un comodín, como un talismán. Es una persona que emana luz, y trabajar con él es garantía de éxito, no solo por su talento artístico, sino por la manera que tiene de acompañar y de abrazar a la gente, ensalzar las ideas y ponerlas en crisis, y por cómo sabe escuchar. Me parece que esto es muy difícil. Detenerse a escuchar al otro y comprenderlo. Creo que hemos hecho un tándem increíble. Lo quiero muchísimo, además de como artista, como ser humano.

La marca de Salicrú —y es lo que les suele pasar a los grandes— no se puede clasificar. No podemos decir que tenga un estilo propio. Podemos pensar que es el Carles Santos del presente, pero va más allá de Carles Santos. Es alguien a quien le atrapa lo popular, pero también la abstracción, el dibujo, la ilustración, lo gamberro pero intelectual, lo refinado pero canalla... En este sentido, creo que su estilo se diversifica. Ahora mismo vivimos contagiados, atravesados y perdidos entre mil estímulos a una velocidad que no podemos casi comprender. Y Marc Salicrú, con su calma, con su sabiduría, con su juventud y frescura, tiene una madurez para enfrentarse a los proyectos que es única. Su estilo es precisamente que no tiene estilo. El estilo encasilla y él no está encasillado en nada.

Me parece genial el proyecto deInterferències. Lo pude ver en la playa y lo he operado ahora en el Arc de Triomf. Insisto: nadie ha hecho algo parecido en esta ciudad. Él va por delante en muchos aspectos, no se quiere conformar con un espectáculo estándar, con un espectáculo frontal donde el público observa y completa, sino que el público está completamente aturdido, perdido, expectante, no entiende lo que sucede. Él agita el caos, agita el orden de las cosas, revienta el concepto de espectáculo, y eso solo lo saben hacer los grandes y los que tienen una mirada superoblicua y superpoliédrica de lo que es el acto escénico y la creación. Me parece una propuesta radical, inclasificable. Evidentemente, habrá gente que la verá como de paso, otra que se instalará y la disfrutará de principio a fin, y otra que saldrá porque no sabrá cómo participar. Creo que la provocación e invitación de este proyecto son únicas. Marc es un artista único de este tiempo. Es imperdible.

 

Salicrú, según ARNAU BOCES, actor (y fauno de la imagen del Grec)

Lo definiría como un buen duende.

Trabajar con Marc siempre es inspirador, tanto en el ámbito profesional como en el personal. Su obra no solo me ha impactado en lo estrictamente artístico, sino también en una manera de entender el oficio. Sali es un artesano. Diseña y elabora espacios que a menudo se convierten en un personaje más; resulta difícil de explicar, pero casi lo puedes oler.

En cuanto a su propuesta Interferència, me parece aire muy fresco en las artes de calle y es un honor para mí participar.

 

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