“Con la ciencia ciudadana se pueden anticipar brotes de enfermedades como el dengue o el Zika”

Frederic Bartumeus
06/10/2022 - 14:47 h - Ciencia Octavi Planells

Biólogo de formación, actualmente es Profesor de Investigación ICREA en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y en el Centro de Investigación en Ecología Aplicada y Aplicaciones Forestales (CREAF). Junto con John RB Palmer, profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la UPF, y Aitana Oltra, experta en divulgación científica y transferencia de conocimiento al CSIC, pusieron en marcha el proyecto de ciencia ciudadana Mosquito Alert, una app de recogida de datos para el seguimiento de la expansión de especies invasoras de mosquitos, las cuales pueden actuar como vectores de ciertas enfermedades. Con él hablamos de ese caso de éxito, del uso de datos públicos con valor científico y del retorno social de la ciencia ciudadana.

¿De dónde surge tu interés por los mosquitos?

En 2010 aterricé en Cataluña en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB) con un contrato Ramón y Cajal, después de un periplo de estancias posdoctorales. Una vez llegado empecé a trabajar con datos de mosquito tigre para estudiar los factores claves en el proceso de dispersión y colonización en la provincia de Girona, con datos del Servicio de Control de Mosquitos de El Baix Ter y Roses. Mi equipo estaba formado entonces por Aitana Oltra, en aquella época técnica de apoyo a la investigación en Sistemas de Información Geográfica, y John RB Palmer, investigador postdoctoral con quien trabajábamos en temas de movilidad humana, mediante datos de telefonía móvil (cosa bastante atípica en ese momento).

¿Y cómo decidís crear una app para realizar su seguimiento?

Cuando se asentó la crisis económica derivada de la burbuja inmobiliaria, hubo una reducción drástica de los recursos dedicados a monitorizar y gestionar las poblaciones de ese mosquito invasor y transmisor de enfermedades. Simplemente, até cabos uniendo elementos que hasta entonces estudiábamos por separado. Me pregunté si podría hacerse una aplicación de móvil que ayudara a recoger datos sobre la presencia del mosquito tigre en el territorio, compensando así el parón de los programas de vigilancia existentes en ese momento.

Ese fue realmente el primer pensamiento, después fuimos viendo que esta idea tenía mucho más potencial. Aitana, John y yo mismo nos pusimos manos a la obra y hemos continuado trabajando juntos en el proyecto hasta hoy.

A lo largo de ese tiempo, pusisteis el foco en más especies de mosquito.

Actualmente, los proyectos están ya mucho más maduros. El objetivo es ahora generar un sistema de alerta temprana y de vigilancia de mosquitos transmisores de enfermedades basado en la participación ciudadana, capaz de dar información de calidad a tiempo real y a unas escalas espaciales sin precedentes.

¿Por qué decidís contar con la participación de la ciudadanía?

La potencia en el uso de las nuevas tecnologías (Internet, móviles) para recoger datos pasa por la ciudadanía. No solo eso, sino que es bien sabido en el campo de la salud pública y, en particular, el de las enfermedades infecciosas, que la comprensión y la participación ciudadana son parte importante de la solución al problema. Dicho así, esto parece papel mojado, pero tenemos el ejemplo clarísimo y todavía reciente de la covid-19. No puede pensarse en la prevención y gestión de enfermedades infecciosas sin contar con la ciudadanía.

En 2023 hará diez años que pusiste en marcha la primera versión de la app.

¡Sí! ¡El año que viene hará diez! Cómo pasa el tiempo.

Desde entonces, además de recoger datos, ¿qué habéis podido aprender de las personas no especializadas?

Hemos aprendido que la ciudadanía, a medida que participa en el proyecto, va generando información de mayor calidad, va aprendiendo (que es lo que realmente necesitamos) y esto es muy gratificante de ver. También hemos aprendido (y estamos emprendiendo más trabajos en esta línea) cuáles son las motivaciones y el grado de conocimiento que tiene la ciudadanía en torno a las enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos. La molestia y el miedo a posibles infecciones causadas por los mosquitos son factores importantes, el uso de nuevas tecnologías implica participación en un sector de la población relativamente joven que no suele tener un conocimiento muy profundo de los problemas de salud pública relacionados con los mosquitos ni de las responsabilidades compartidas a la hora de controlar a las poblaciones de mosquitos en espacios públicos y privados.

¿Y qué han sacado ellas de implicarse en Mosquito Alert?

La ciudadanía que participa en nuestro proyecto recibe información relacionada con salud pública y la ecología de vectores, principalmente mosquitos, así como el feedback directo de personas expertas en entomología que evalúan sus informes.

A escala de ciudad hemos conseguido generar mapas de riesgo de la presencia de mosquito tigre que usan los datos ciudadanos, calibrados con datos de trampeo tradicional y corrigiendo el esfuerzo de muestreo, que en el caso de datos participativos es muy heterogéneo en el tiempo y el espacio. En este link, hay un mapa público de la ciudad de Barcelona donde evaluamos este riesgo a diario ya una escala de veinte metros. El modelo nos permite incluso realizar predicciones a cinco días vista en función de los datos meteorológicos. Este mapa está siendo evaluado y usado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona como una herramienta más que permite la toma de decisión, además de poder usar nuestro sistema para enviar notificaciones y comunicarse con los barceloneses y barcelonesas.

Así, ¿todo el mundo sale ganando?

Sí. El ciclo se cierra: la ciudadanía nos provee de información, el equipo científico pasa estos datos por el filtro y las metodologías científicas, y los datos científicos se convierten en un valor añadido para todo el mundo, en la forma de un mapa de riesgo que la ciudadanía puede ver y las agencias de salud pueden usar para realizar una gestión más efectiva. Esta es la base del proyecto Mosquito Alert, generar y mantener un ciclo ciudadanos-científicos-gestores, y la idea es hacerlo a diferentes escalas territoriales.

¿En qué tipo de proyectos se utilizan los datos recogidos a través de la app?

En proyectos de eco-epidemiología computacional, una rama de la epidemiología que la covid-19 ha potenciado muchísimo y que busca poder hacer inferencias del riesgo de transmisión de enfermedades integrando muchos factores (sociales, ecológicos) en el marco de un nuevo concepto de salud única (One Health). También se tiene como objetivo generar plataformas que ayuden a la toma de decisiones usando la ciencia y la evidencia de los datos.

¿El modelo de Mosquito Alert podría reproducirse con otras especies invasoras?

Mosquito Alert es ahora un modelo de éxito de una prueba de concepto sencilla, pero un factor difícil de demostrar es que el uso de nuevas tecnologías permite unir a ciudadanos, científicos y gestores en la lucha contra vectores de enfermedades, invasores o no. Hay otros vectores preocupantes como las garrapatas o plagas que afectan a producciones agrícolas y bosques. Han aparecido proyectos dirigidos ya a estas especies y nosotros estamos asesorando a otros a partir de nuestra experiencia. Son proyectos que no ponen el foco en la biodiversidad (como los primeros grandes proyectos de ciencia ciudadana), sino en localizar e informarse de especies problemáticas desde un punto de vista ambiental y sanitario.

¿Qué habéis aprendido en relación con la expansión de especies invasoras de mosquito?

La invasión de especies exóticas de mosquitos aprovechan la movilidad y la conectividad humana (redes de transporte) para colonizar nuevos territorios. Esto se ve muy claro en los mismos datos ciudadanos y los modelos que elaboramos a partir de ellos, pero también hemos realizado estudios genéticos que lo demuestran. Poblaciones genéticamente similares pueden estar alejadas geográficamente, pero estar muy conectadas (vía la red de carreteras y el flujo de personas a través de ellas). Esto es así porque nosotros llevamos los mosquitos tigre de un sitio a otro en nuestros coches.

¿Y de las enfermedades que pueden transmitir?

Diferentes especies de mosquitos tienen diferente capacidad para transmitir unos u otros virus. Algunos mosquitos invasores del género Aedes son más o menos capaces de transmitir virus como el dengue, Zika, Chikungunya o la fiebre amarilla, en distinta medida según la especie. Algunas especies del género Culex, que son mosquitos comunes en nuestra región son, en cambio, buenos transmisores de virus del Nilo Occidental

¿El riesgo de contraer enfermedades como el dengue o la fiebre del Nilo en nuestras latitudes aumenta?

La presencia de enfermedades infecciosas transmitidas por mosquitos en humanos está aumentando en toda Europa, incluida la cuenca mediterránea. Algunas enfermedades aparecen por primera vez en el Viejo Continente, otras son enfermedades que se habían logrado erradicar y que están volviendo a aparecer, de ahí que hablemos de enfermedades emergentes y reemergentes.

Por tanto, hay un riesgo latente que parece que sí va aumentando. Esto se debe a una suma de factores, donde el clima y la globalización juegan un papel importante. Predecir cuándo y dónde es muy complicado, pero seguro que el acceso a datos sobre la dinámica de las poblaciones de los vectores más allá de lo que se puede hacer mediante el trampeo tradicional serán claves para monitorear y tratar de predecir zonas de riesgo o brotes epidemiológicos de estas enfermedades.

Es en este sentido que el uso de nuevas tecnologías y la ciencia ciudadana puede revolucionar nuestro conocimiento y capacidad a la hora de anticipar posibles brotes de dengue, Zika, etc., pero también establecer vías rápidas de comunicación y concienciación a la ciudadanía sobre la problemática.

¿Cuál es la tendencia en un mundo cada vez más interconectado en el que los patrones climáticos se están transformando?

Justamente estos son dos factores claves en el aumento de brotes epidemiológicos de enfermedades transmitidas por mosquitos en las últimas décadas. Cabe pensar que actualmente algunas de estas enfermedades no están circulando en nuestro país, sino que llegan accidentalmente a través de viajeros que se han infectado en otras zonas del mundo. Al vivir en un mundo conectado, un brote epidemiológico de dengue en Cuba como el de este año, por ejemplo, tiene repercusiones en todo el mundo, y en Europa en particular. Además, el alargamiento de la estación estival puede ser un fenómeno que alargue el período vital del mosquito y facilite una mayor actividad.

Así, en muchas ciudades europeas este verano ha aumentado la llegada de viajeros infectados por esta enfermedad. Allí donde existan mosquitos capaces de picar a personas infectadas y continuar transmitiendo el virus, existe el riesgo de transmisión autóctona y propagación de la enfermedad.

Estas transformaciones son globales. Iniciativas en las que contribuye Mosquito Alert, como Globe Observer, que cuenta con el apoyo de la NASA, o iNaturalist, ¿permitirán hacer un mejor seguimiento de estos insectos a escala mundial?

Existen varios proyectos de ciencia participativa que buscan recabar información sobre mosquitos en todo el mundo. Armonizar estos datos en términos de calidad y de interoperabilidad, y compartir los métodos científicos de análisis de este tipo de datos es clave para mejorar la prevención a nivel global, pero también la capacidad de predicción a nivel local.

Recientemente, hemos publicado un trabajo donde mostramos cómo usar bases de datos conjuntas (de diferentes proyectos a la vez) mejora los algoritmos de inteligencia artificial que utilizamos para clasificar los mosquitos de las imágenes y que en un futuro permitirán reducir la carga de trabajo que actualmente llevan expertos y ciudadanos que nos ayudan a clasificar estas imágenes.

¿Se puede erradicar una especie invasora de mosquito?

Es muy difícil erradicar a un mosquito invasor si no se le encuentra en los estados iniciales de la colonización y si no se actúa deprisa. Los mosquitos invasores poseen algunas características biológicas que les hacen especialmente difíciles de eliminar. Son especies oportunistas, robustas a perturbaciones ambientales y con gran capacidad de adaptación a ambientes diversos, en particular ambientes en los que la huella humana es importante. Algunas de estas especies fueron residentes en Europa durante cientos de años y desaparecieron sin saber sus causas, y ahora podrían volver a colonizar el continente.

Ante este escenario, ¿qué podemos hacer para protegernos?

Lo importante es tener nuestros espacios privados limpios de posibles puntos de cría de mosquitos. En los espacios privados, la gestión de lugares de cría donde proliferan los mosquitos (puntos de agua donde crecen las larvas) es nuestra responsabilidad. Bidones, cubos, juguetes de los niños, canaleras donde se acumula agua de lluvia, por ejemplo, son fuentes de mosquito tigre aseguradas.

Por otra parte, el uso de repelentes, a pesar de no ser nunca 100% eficaces, reducen el potencial de recibir picaduras que es cuando los mosquitos pueden transmitirnos la enfermedad.

Por último, colaborar con las agencias de salud pública y con proyectos como Mosquito Alert para aportar información relacionada con la presencia de mosquitos, son cosas que las personas también pueden hacer y son muy útiles.