Experiencias de combate contra la exclusión social

Los programas Apropa Cultura y Deslimita’m, y la iniciativa de intercambio de tiempo del restaurante La Trobada de Terrassa, son experiencias de lucha contra la exclusión social a través de la cultura, la acción teatral y el empleo.

En el restaurante La Trobada de Terrassa, los participantes en el programa trabajan unas cuantas horas y, a cambio, pueden comer en él. Puesto que el local está abierto al público en general, también se fomenta la cohesión comunitaria.

La cultura y los colectivos en situación de discriminación o en riesgo de exclusión social son dos mundos distintos, pero no excluyentes. Para acortar la distancia que los separa, el programa Apropa Cultura ha tejido una red que une equipamientos culturales y centros sociales con el objetivo de convertir el teatro, la música y los museos en una opción de ocio para todo el mundo. “Queremos demostrar que las personas en riesgo de exclusión social no solo necesitan comer y dormir, sino también alimentar el alma”, subraya la directora de la iniciativa, Sònia Gainza.

Es un proyecto pionero que trabaja con una veintena de espacios culturales de Barcelona, como el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), el Palau de la Música Catalana, el Museu Picasso y el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), entre otros. Estos equipamientos ponen sus propuestas a disposición de los centros sociales con entradas que no superan los tres euros, de forma que “todo el mundo puede participar en la oferta cultural de la ciudad”, afirma Gainza. De este modo, colectivos en una situación frágil y personas con discapacidad pueden asistir a espectáculos y exposiciones de la temporada.

Apropa Cultura nació en 2007 de la mano del Auditori y, desde entonces, su red ha crecido en equipamientos y en poblaciones. La directora del programa explica que, más allá de Barcelona, están presentes en quince municipios y que uno de sus retos es seguir sumando para llegar a todo el territorio catalán. Porque la experiencia les ha enseñado que la iniciativa da buenos resultados. “Es un proyecto transformador que mueve muchas cosas. Aparte de entrar en contacto con la cultura, las personas participantes se mezclan con la sociedad y tienen visibilidad”, dice Gainza. También hay pequeñas anécdotas que los avalan, como el día en que uno de los asistentes lloró por primera vez en un concierto.

Claudia Torner / Apropa Cultura
Una visita museística del programa Apropa Cultura.

Mucho más que una tarde de entretenimiento

Para los participantes, ir al teatro o visitar un museo significa mucho más que una tarde de entretenimiento. Las salidas, que habitualmente se realizan en grupo, son un motor de inclusión social que cambia su día a día. “Se preparan para el evento”, señala la directora, que recuerda con una sonrisa el día en que uno de los asistentes se compró unos zapatos nuevos para ir al Auditori. Todo ello busca repercutir en la sociedad y “constituir también una experiencia de sensibilización”.

Para que Apropa Cultura funcione, el apoyo económico, ya sea público o privado, resulta indispensable. Actualmente el programa recibe ayudas de la Generalitat de Catalunya, la Diputación de Barcelona y el Ayuntamiento de la ciudad, con la colaboración de la Obra Social “la Caixa”. Según Gainza, el rol de dichas administraciones es fundamental, aunque también se debe impulsar una política de responsabilidad social en los equipamientos. “Algunos tienen claro que la cultura necesita a toda la población para sobrevivir y no solo a una parte de ella, pero todavía hay mucho trabajo por hacer”, apunta la directora, quien admite que la crisis económica ha dificultado el desarrollo del programa. A pesar de todo, Gainza señala que el interés de los espacios culturales hacia colectivos en riesgo de exclusión social ha crecido y que los obstáculos no vienen por una cuestión de prejuicios, sino más bien por el desconocimiento hacia estas personas. “A los equipamientos les cuesta buscar por sí solos centros que trabajen con estos colectivos, ya que no saben cómo hacerlo. Nuestra función es ponérselo fácil”, dice.

Los responsables de Apropa Cultura encaran el futuro con una maleta cargada de retos. Uno de ellos es ampliar la oferta cultural del programa e incorporar actividades de participación para que “los asistentes no se limiten solamente a ir a un espectáculo, sino que tengan un papel activo en los equipamientos”, explica Gainza. También quieren incrementar el número de espacios culturales de Barcelona que forman parte del programa e impulsar el conocimiento popular de Apropa Cultura. Pero por encima de todo Gainza tiene claro que el secreto para que el programa funcione es apostar fuerte por él. “Hemos conseguido ser una herramienta de trabajo en red que enlaza los centros sociales con el mundo cultural. Creyendo en el proyecto, lo hemos hecho posible”, asegura.

Teatro para expresar conflictos

El proyecto Deslimita’m de la Fundació La Roda comparte la esencia de Apropa Cultura desde el otro lado del telón. Esta iniciativa acerca a los escenarios a jóvenes en riesgo de exclusión social que, a través del teatro, expresan lo que les preocupa o les genera conflictos. “Ellos plantean temas, como la violencia de género o las drogas, que son el punto de partida para crear una pieza escénica”, apunta la directora de la fundación, Anna Corbella.

Fundació La Roda
Representación de final de curso del proyecto Deslimita’m, en la Sala Barts.

El proyecto cuenta con una decena de grupos y se desarrolla durante todo el año en barrios como El Raval y Poble-sec. “Aprenden a trabajar en equipo, a adquirir confianza y a creer en los valores que transmite la obra de teatro”, explica Corbella. La culminación de Deslimita’m llega a final de curso, cuando cada grupo representa su pieza en la Sala Barts, en un espectáculo abierto a todos y en el que también participan otras entidades de teatro social. El encuentro proporciona a los jóvenes la oportunidad de actuar “en un teatro de verdad”, a la vez que se familiarizan con las instalaciones y el funcionamiento de estos espacios. Además, la iniciativa da a conocer la realidad de este colectivo a la ciudadanía, ya que después del espectáculo tiene lugar un teatro-fórum en el que el público hace preguntas a los participantes. Las experiencias vividas a través de Deslimita’m han dado sus frutos e incluso algunos participantes han creado su propia compañía. Y es que, según Corbella, “el teatro les engancha y muchos quieren repetir”.

Restaurante La Trobada

Un restaurante como vínculo con la sociedad

El restaurante La Trobada de Terrassa nació con el mismo espíritu de los proyectos anteriores, pero partiendo de una iniciativa gastronómica dirigida a colectivos afectados por la nueva pobreza. Rehuyendo el asistencialismo, La Trobada fomenta la reinserción social a través del intercambio de tiempo: los participantes trabajan durante unas horas en el restaurante y, a cambio, pueden disfrutar de comidas en el local. “A partir de la experiencia en el restaurante recuperan los hábitos laborales y la autoestima y se sitúan otra vez en la línea de salida para buscar trabajo”, señala el portavoz de la iniciativa, Xavier Casas. Los voluntarios también aprenden a trabajar en grupo, establecen contactos con otros participantes y hacen amigos. Así, su paso por La Trobada les enseña a tener confianza en sí mismos y a afrontar la vida con optimismo e ilusión, a la par que acumulan nuevos conocimientos.

El restaurante acoge entre cuarenta y cincuenta participantes, que trabajan un máximo de cuatro horas para evitar situaciones de dependencia. El local está abierto a cualquier persona que quiera ir a comer. De este modo se potencian los vínculos entre clientes convencionales y voluntarios y se impulsa la cohesión comunitaria. La Trobada, que es una iniciativa de la Associació Local d’Entitats per a la Inclusió a Terrassa, ofrece cocina casera, estacional y de proximidad.

Núria Juanico

Socióloga y periodista

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