La ciudad invisible

Son muchas las capas de Barcelona que quedan ocultas. En este número, hablamos de la fauna urbana, visibilizamos luchas vecinales como la del ateneo de Nou Barris o el peso histórico de las mujeres en estas luchas, rescatamos archivos y álbumes de fotografías familiares e incluso descubrimos a qué huele Barcelona.

Foto: Vicente Zambrano

Foto: Vicente Zambrano

A menudo lamentamos la relación superficial que tienen los turistas con Barcelona. Los visitantes establecen con la ciudad un contacto epidérmico, puramente icónico, y se van con cuatro nociones mal digeridas y una galería de selfis almacenadas en el móvil. Hay una capa invisible para ellos, esa capa gruesa de la Barcelona real, la que nos conecta con el ritmo diario y con las pulsiones más profundas de la ciudad. Existe, sin embargo, una Barcelona invisible también para muchos de nosotros, que vivimos aturdidos por el trasiego diario, y a la que hemos querido prestar atención en este número.

Hablamos en primer lugar de los animales que forman parte del ecosistema urbano. Nuestra convivencia con estos seres vivos depende de un equilibrio que va mucho más allá de la buena relación que podamos tener con los animales domésticos. La diversidad de especies que habitan en Barcelona, autóctonas o foráneas, es riquísima.

Foto: Vicente Zambrano

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Foto: Vicente Zambrano

Foto: Vicente Zambrano

Gracias a las jornadas técnicas de fauna urbana organizadas por el colectivo Animal Latitude, hemos podido reunir y contrastar visiones de expertos en ecología urbana y activistas animalistas que se dedican a proteger a los animales y preservar nuestra relación con ellos en un marco saludable. Las jornadas se inscriben en el proyecto de educación ambiental “Animales en la Ciudad” que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y la Diputación de Barcelona. Muchos hemos visto las volteretas de los delfines en el Zoo, pero son pocos los privilegiados que han atisbado a los cetáceos del frente marítimo. Hemos oído hablar de incursiones de los jabalíes en zonas urbanas, pero pocos son conscientes de que representan solo la punta del iceberg de un desequilibrio en la convivencia con la fauna salvaje. Tampoco conocemos demasiado la labor invisible que realizan muchos activistas voluntarios y profesionales de ecología urbana que velan por preservar el verde urbano y la biodiversidad, el patrimonio natural de la ciudad, y por garantizar una gestión ética de la fauna urbana.

En este número también hemos realizado un esfuerzo por visibilizar muchas luchas vecinales que se llevaron a cabo en barrios que vivieron años sin tutela municipal y que han engrandecido la vocación democrática de Barcelona. Recordamos cómo en 1977 un grupo de vecinos derribó la planta asfáltica de Nou Barris y abrió un ateneo popular que durante los últimos cuatro decenios se ha convertido en un centro de cultura autogestionada. También hacemos visible en un amplio reportaje el peso histórico de las mujeres en las luchas vecinales y obreras, representadas por Maruja Ruiz, Llum Ventura y Paqui Jiménez, militantes históricas con un compromiso democrático y antifranquista insobornable.

Foto: Vicente Zambrano

Foto: Vicente Zambrano

Asimismo, reivindicamos a mujeres de ayer y de hoy, como Clotilde Cerdà, hija de Ildefons Cerdà, francmasona de ideología republicana y antiesclavista, fundadora de la Academia de Artes y Oficios de la Mujer, que pagó muy cara su lucha por la emancipación intelectual de la mujer. O a una mujer de hoy como la veterana maestra Maria Antònia Canals, a quien entrevistamos. Esta pedagoga histórica de Rosa Sensat ha abogado siempre por “unas matemáticas útiles para la vida”. Su buen talante y un preciso instinto pedagógico han abierto el camino a generaciones de maestros del país.

Son muchas las capas de Barcelona que quedan ocultas, como la que rescatamos ahora de los archivos y álbumes de fotografías familiares, recuerdos que en muchas ocasiones han llegado a los Encantes dentro de cajas de zapatos y de galletas. Y es gracias a la red invisible que han ido tejiendo anticuarios y coleccionistas, archivos públicos y privados y, sobre todo, las propias familias, por lo que ahora disponemos de testimonios excepcionales de la vida cotidiana de la ciudad durante buena parte del siglo XX.

Existe aún otra Barcelona invisible, la más sensorial y evanescente de todas, y es la ciudad que olemos. Descubrimos los últimos estudios que se han realizado para dibujar el mapa de olores de la ciudad. ¿Qué valores pueden aportar al planeamiento urbanístico? ¿A qué huele Barcelona? Entren, lean y huelan.

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