El Foro “Reimagina tu consumo alimentario” propone la transformación del sistema alimentario desde la ciudadanía, las políticas públicas y la ESS
El encuentro abrió un espacio de debate y reflexión colectiva sobre el impacto de la producción y el consumo de alimentos en el modelo agroindustrial —tanto en las personas como en el planeta—, e hizo visibles alternativas existentes para avanzar hacia un sistema más justo, sostenible y arraigado al territorio.
El Foro “Reimagina el consumo alimentario”, celebrado el 29 de octubre en el espacio cooperativo Bloc4BCN, reunió a entidades, expertas y representantes de la Administración para debatir sobre los retos del sistema alimentario actual y las alternativas para avanzar hacia modelos más justos y sostenibles.
La jornada, impulsada por eco-union y Opcions, y con el apoyo de las ayudas “Impulsem el que fas” 2024 del Ayuntamiento de Barcelona a través de Barcelona Activa, comenzó con la presentación del informe “Reimagina tu consumo alimentario”, a cargo de Mireia Bosch, responsable de contenidos de Opcions. El documento ofrece una síntesis divulgativa que pone luz sobre el impacto del modelo agroindustrial y el potencial de las iniciativas locales, y sirvió como punto de partida para la mesa redonda posterior.
En su intervención, Mireia Bosch puso de manifiesto la contradicción actual: “Mientras que los sistemas alimentarios son esenciales para la vida, el modelo global actual se ha vuelto insostenible, tanto ecológica como humanamente, poniendo el lucro por delante del derecho a la alimentación”, afirmó.
Para revertir esta tendencia, el informe identifica tres ámbitos clave de acción: el consumo ciudadano, la política pública y las alternativas económicas arraigadas a la agroecología. Bosch resumió el propósito del informe en la propuesta de “reimaginar el consumo alimentario como una herramienta de cambio colectivo, haciendo hincapié en la interdependencia entre personas, territorio y ecosistema”.
Retos globales y alternativas locales
La mesa redonda, moderada por Mireia Bosch, reunió a cuatro voces referentes que abordaron el sistema alimentario desde perspectivas complementarias: académica, institucional, cooperativa y ciudadana.
La investigadora Marta Rivera Ferre, miembro de INGENIO (CSIC-UPV), contextualizó la evolución del modelo agroindustrial, señalando tres puntos de inflexión a lo largo de la historia: la privatización de las semillas, la Revolución Verde y la liberalización del comercio mundial. Según Rivera, estos cambios han ampliado las desigualdades y los impactos ambientales: “El sistema alimentario es responsable de un tercio de las emisiones globales”. También remarcó que no se puede delegar la responsabilidad solo al consumidor, sino que “se necesitan transformaciones estructurales y políticas valientes”.
La política pública como motor de cambio
Desde la Oficina de Coordinación de la Alimentación Sostenible (OCAS), impulsada por la Generalitat de Catalunya junto con el Ayuntamiento de Barcelona y el Plan estratégico metropolitano de Barcelona, Lidón Martrat subrayó que los municipios pueden impulsar cambios reales a través de la compra pública y la gobernanza transversal.
Así, destacó ejemplos como la incorporación de criterios de proximidad a los menús escolares o el apoyo a redes logísticas cooperativas. “La compra pública es un instrumento que puede transformar la demanda y dar estabilidad a las productoras”, afirmó.
La agroecología y el activismo ciudadano como respuestas
Anna Fernández, de la Einateca Agroecològica, describió las dificultades logísticas y económicas que afronta el campesinado, pero también las soluciones colectivas que están emergiendo. Nodos logísticos compartidos, colaboraciones entre cooperativas e iniciativas de distribución como Som Ecologística o La Diligència son algunos ejemplos que, según comentó, “demuestran que el consumo agroecológico puede ser viable si se refuerza la demanda y el apoyo institucional”.
Por su parte, Eva Vilaseca, de la Assemblea Catalana per la Transició Ecosocial (acTe), puso el foco en la movilización social, remarcando que garantizar el derecho a la alimentación es una “cuestión política, no individual”. Así, también destacó el Pacto por la Soberanía Alimentaria como una herramienta para hacer presión y articular alianzas.
Debate abierto y propuestas para avanzar
Las propuestas surgidas durante el debate se agruparon en tres grandes ámbitos de acción. Por un lado, las políticas públicas, que incluyen el avance en una fiscalidad más sostenible, la coherencia normativa entre administraciones, la compra pública responsable y la garantía de los derechos alimentarios.
Por otra parte, las alternativas económicas centradas en reforzar la producción agroecológica, mejorar la logística, dar más visibilidad a las productoras e impulsar infraestructuras compartidas.
Finalmente, la ciudadanía y el consumo, con acciones encaminadas a fomentar el consumo consciente, reducir la dependencia de las grandes superficies y organizarse colectivamente para combatir las desigualdades y los llamados “pantanos alimentarios”.
El foro terminó con una cata de chocolates de comercio justo conducido por Oikocrèdit, que sirvió como espacio para compartir impresiones y reforzar la idea de que el consumo consciente también puede ser un acto de placer. La jornada dejó claro que la transición alimentaria es un reto compartido.