Fermentar para transformar: aprovechamiento alimentario en el colegio
Cuchara está llevando a cabo un proyecto de sensibilización sobre el desperdicio alimentario con familias y alumnado de centros educativos, gracias al apoyo del programa de subvenciones “Impulsem el que fas”.
Proponen dar a la cocina un espacio central en las vidas y tomar conciencia de las decisiones sobre lo que comemos y cómo consumimos.
El pasado martes, Cuchara organizó un taller en la Escuela Anglesola de Les Corts, en el que familias y alumnado aprendieron a fermentar excedentes de hortalizas y frutas paso a paso, a partir de los alimentos sobrantes del comedor escolar. El taller se enmarca dentro del proyecto de sensibilización de la entidad, pero también forma parte de un plan de la escuela para combatir el desperdicio alimentario, que pronto esperan poder aplicar al servicio de comedor.
¿Cómo fermentamos?
Para fermentar hortalizas, solo hace falta que las cortemos libremente tal como querremos encontrárnoslas más tarde, las ponemos en botes de vidrio llenos hasta arriba y las cubrimos con agua salada (30 gramos de sal por cada litro) hasta cubrirlo todo. Con la sal, hacemos una “putrefacción controlada”, es decir, lo fermentamos y lo llenamos al máximo para evitar que quede oxígeno. Colocar una rodaja de limón arriba nos ayudará a evitar que se florezca. Una vez cerrado el bote, solo habrá que conservarlo a temperatura ambiente en un lugar donde no toque el sol directamente durante unos 7-10 días, hasta que esté en su punto, y entonces lo guardaremos en la nevera.
La fermentación: una práctica transgresora
Fermentar es una práctica de reaprovechamiento. En el taller en la Escuela Anglesola, las familias pudieron crear sus propios botes de verduras confitadas fermentadas a partir de excedentes alimentarios del comedor escolar. Desde Cuchara, hacen pedagogía de cómo aprovechar aquellas verduras que han quedado en el fondo de la nevera o las partes que les solemos quitar, como las pieles.
Aparte de prevenir el desperdicio, la fermentación también tiene beneficios para la salud. Se trata de un proceso que favorece la generación de ciertas bacterias, como los probióticos, buenas para nuestra flora intestinal. Actualmente, parece que solo podemos conservar alimentos en las neveras, pero la fermentación es una práctica de conserva muy antigua y extendida en todo el mundo. Sin ir más lejos, el yogur, el queso, el vino o el pan también se hacen a partir de la fermentación.
Las subvenciones “Impulsem el que fas”
Los talleres de sensibilización sobre el desperdicio alimentario que está llevando a cabo Cuchara se han financiado gracias al programa de subvenciones anual “Impulsem el que fas” del Ayuntamiento de Barcelona, a través de Barcelona Activa. Este programa busca contribuir al crecimiento de la economía local, fomentando proyectos de proximidad que den respuesta a las necesidades y retos de la ciudadanía, incluyendo iniciativas de alimentación sostenible y consumo responsable.