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Barcelona cultura

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Derrumbando paredes. Los proyectos comunitarios a través de 'El monstruo en el laberinto'

Jue 05/07/2018 | 17:30 H

Por Andreu Gomila

Son 320 cantantes de una multitud de coros, una directora de escena y un artista de circo, con un objetivo: llevar a escena en el Teatre Grec 'El monstruo en el laberinto', un proyecto puesto en marcha en 2015 por la London Symphony Orchestra (LSO ), la Berliner Philharmoniker y el Festival de Aix-en-Provence con el fin de que cantantes profesionales y amateurs se encontraran y compartieran la experiencia de la música. En Barcelona, será la coreógrafa Constanza Brnčić la encargada de traducir el libreto que escribió Alasdair Middleton para la música de Jonathan Dove. Y tratar de conseguir el magnífico resultado y el entusiasmo que la producción ha provocado en Londres, Berlín y Aix en Provence. Gran reto.

Brnčić nos cuenta que ha tenido libertad para adaptar la producción, una mirada nueva al mito de Teseo y el minotauro. Para ello cuenta con Quim Girón en el papel de monstruo y con una adolescente que interpreta el rol de Ariadna. "¿Qué pasa con el mito de Teseo, cuáles son las cosas importantes, qué le falta, qué queda oculto?", se preguntó la coreógrafa así que recibió el encargo del festival Grec. Ella misma responde: "El libreto es un cuento sencillo sobre un acto heroico, con los buenos y los malos, pero eché de menos la complejidad de todo, hacer ver que el monstruo es el miedo a la diferencia, por ejemplo". Y aquí vio que necesitaba a Ariadna para que se mirara la escena desde fuera.

La coreógrafa no es una recién llegada a esto de levantar espectáculos con intérpretes no profesionales. "Pasé una crisis, porque veía siempre el mismo tipo de cuerpo, de gestos, muy especializados", confiesa. Entonces, hizo un primer trabajo con una mujer que había sufrido un ictus, lo que le permitió ver "cuerpos diferentes, que se mueven de manera diferente, que  balbucean". Y aquí nacieron muchos espectáculos como 'Crisálida In C' o 'PI(E)CE 2016'. "No se trata solo de hacer que la gente participe y se lo pase bien, sino que se trata de enfrentarse a las cosas de una manera más profunda y radical", añade Brnčić. Y deja claro que democratizar las artes escénicas, dejando que el 'público' entre, "no quiere decir que lo que haga cualquiera tenga relevancia". Dice que hay que tener en cuenta contextos, ideas y necesidades, y que estos espectáculos se traten "de la misma manera que cualquier otro trabajo". "No debemos ser condescendientes", concluye.

Que grandes instituciones como la LSO, la Filarmónica de Berlín y el festival de Aix hayan decidido arremangarse en un proyecto de esta magnitud y que, además, lo piensen para que se pueda hacer en todas partes es una gran noticia. Además, a diferencia de lo que puede pasar con otros proyectos comunitarios, lo que importa aquí no es el proceso, sino el resultado final.

Para Brnčić, el público está pidiendo este tipo de espectáculos que implican, en cierta medida, verse en escena. Pero no por esotrabaja con menos intensidad la emoción. "Preparo de manera muy técnica la acción escénica, como se proyecta la palabra, como se dice el texto, para que se cree un necesario distanciamiento", asegura. Con un poco de distancia, indica, eliminas el punto de vista personal y consigues que la obra se abra y pueda ser más universal. "Entonces, sale la verdad", remata.

LOS PROYECTOS COMUNITARIOS DEL GREC
1. Akana, de Marta Galán: Un proyecto socioeducativo propone a un grupo de chicos y chicas gitanos montar una propuesta escénica multidisciplinar con la implicación de sus familias y su comunidad.
2. BooMBeta: BooMBeta es el proyecto de artes vivas aplicadas del Graner, centre de creació. El proyecto se desarrolla en un contexto de proximidad (el barrio de La Marina) y pretende romper la distancia entre lo popular y lo experimental, sin renunciar a un sistema cultural rico donde se construyan experiencias estéticas valiosas y significativas. Se presentan dos piezas, 'Vida laboral', de Claudia Faci. Y 'Lección de economía', de Guillem Mont de Palol i Jorge Dutor, la Societat Doctor Alonso y Los Torreznos.
3. Rebomboris, de Marta Vergonyós y Marta Galán: El proyecto, una propuesta escénica colaborativa, toma como punto de partida y material de referencia una extensa red de cuidados compartidos y apoyo mutuo entre las mujeres que ya existió en el barrio y que recuperan en sus investigaciones las historiadoras Isabel Segura y Milagros Rivera.
4. Caravasar: Una experiencia escénica participativa en la que han intervenido vecinos y vecinas del barrio del Poble-sec, que han trabajado con profesionales de la danza como Jordi Cortés, Eva Vilanova y Glòria José.
5. Gala, de Jerôme Bel: El espectáculo hace crecer las expectativas del público y borra las fronteras entre el éxito y el fracaso de una representación, al sugerir que el teatro es comunidad, tanto en el escenario como fuera. Un tour de force entretenido y realmente radical.
6. Escuela de Verano de la ICAF: Considerado el mayor festival de arte comunitario del mundo, el International Community Arts Festival (ICAF) reúne cada tres años en Róterdam, Holanda, a creadores de todo el mundo. El festival tiene un carácter contemporáneo, creativo e internacional e incluye espectáculos y espacios performativos de artes comunitarias de pequeño y gran formato, además de encuentros, talleres y ponencias que permiten la interacción entre los participantes.

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