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Barcelona cultura

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Emily Molnar: "Nos hemos impuesto un trabajo muy duro, crear una experiencia para el público"

Vie 07/06/2019 | 09:15 H

Por Andreu Gomila

Hace una década que la coreógrafa y bailarina canadiense Emily Molnar dirige una de las compañías de danza más interesantes del momento, el Ballet BC de Vancouver. Discípulo de William Forsythe, sabe que la danza puede abarcar todas las disciplinas, que la pasión y un gran dominio técnico te permite alcanzar cualquier meta. Nunca han estado en Barcelona. Y vienen con un repertorio totalmente femenino, con nombres que ya conocemos como Sharon Eyal y Chrystal Pite.  La primera es una de les grandes coreógrafas israelís, muy vinculada al Batsheva Dance Company. Pite lidera la compañía Kidd Pivot, que estuvo en el Mercat de les Flors hace dos años con 'Betroffenheit'. Molnar, además de llevar la batuta del Ballet BC, dirige la sección de danza del BANFF Center de Alberta.

El repertorio que presenta es 100% femenino. ¿Hay algún por qué?
Más que presentar un repertorio, la idea era mostrar la diversidad de la compañía. Nos hemos impuesto un trabajo muy duro: crear una experiencia para el público. La pieza de Sharon Eyal, 'Bedroom folk', es muy fuerte, vibrante, para catorce bailarines, que te llevan a un mundo de fantasía. La de Chrystal Pite, 'Solo Echo', en cambio, es un poema precioso, que nace de uno de Mark Strand y donde siete bailarines representan a una sola persona. Es una gran pieza sobre la vida, sobre la aceptación de la pérdida, sobre la aceptación de uno mismo. Me encanta ser quien soy, dice al final.

¿Y tú?
La mía, 'To this Day', está basada en un disco poco conocido de Jimi Hendrix, 'Blues', que demuestra que era, sobre todo, un músico de blues. La hice para celebrar el décimo aniversario de mi entrada en la compañía, para celebrar la vida... Las tres son piezas muy diferentes, tienen vida propia.

Tan diferentes que la música de las piezas va de Hendrix a Brahms.
Aunque parezca mentira, Hendrix y Brahms comparten muchas cosas y ambos piden lo mismo a la música.

¿Debes tener muy buenos bailarines para que pasen de una parte a la otra con solvencia?
Están entrenados en el clásico. Pero no tienen miedo de la improvisación, de asumir diferentes espacios, de tener una mirada contemporánea. Pueden hacer cualquier cosa, porque tienen cuerpos y mentes flexibles.

Estuviste en el Ballet de Frankfurt con Forsythe como solista. ¿Qué aprendiste de él?
William ha estado precisamente unos días con nosotros, ya que estamos preparando una pieza suya... De él, aprendí que los bailarines deben tener una gran flexibilidad y virtuosismo. Y sobre todo que las fronteras se pueden derribar. Lo conocí cuando yo tenía dieciséis años, en el Ballet Nacional de Canadá. Y allí ya aprendí como descansar, como ser curiosa.

¿Como podrá ver el público todo esto?
Es el público quien lo tiene que decir. Yo siento todo esto... ¡No olvidemos que Forsythe ha influido a mucha gente!

¿Como construyes los repertorios?
Busco coreógrafos que tengan mucho cuidado en la construcción, en la danza, que tengan muchas ganas de trabajar en la sala de ensayo, que tengan una manera única de abordar la danza, que quieran que el cuerpo exprese de manera única.

¿Qué diferencia el Ballet BC de las otras compañías?
Lo que hacemos en escena sobrecoge al público, que también se divierte. Porque ven que todo el grupo trabaja con una intención común, que hay un sentimiento colectivo muy grande. Nuestra firma: un propósito muy fuerte de dedicación y compromiso.

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