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Barcelona cultura

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Jordi Prat i Coll vs. Jumon Erra: el renacimiento del musical en catalán

Mar 13/06/2023 | 10:00 H

Por Andreu Gomila

El Grec 2023 se ha propuesto, entre otras cosas, poner su granito de arena en el renacimiento del musical en catalán. De entrada, coproduce con El Terrat 'RIIIING! Els musicals que truquen a la porta', una especie de torneo de musicales, que elegirá a la persona ganadora durante el 10 y el 11 de julio. Y, sobre todo, estrenará dos propuestas: por una parte, 'Un amor particular', pieza de Jumon Erra (dirección, texto y letras), Daniela Feixas (texto y letras) y Miquel Tejada (música y dirección musical) y, por otra, 'For Evita. Una astracanada musical', de Jordi Prat i Coll (dramaturgia y dirección) y Andreu Gallén (dirección musical).

¿Qué es lo que os atrae de los musicales?
Jordi Prat i Coll:  Me gustaría responder esta pregunta en pasado. A mí los musicales me entraron primero por las versiones cinematográficas de películas como «Cantando bajo la lluvia» o «Sonrisas y lágrimas», pero, cuando de verdad me convertí en fan fue en un periodo muy concreto, que sería de los 17 a los 30 años, como máximo, en que procuraba ver todo lo de aquí e ir a Londres siempre que podía. Soy de la generación de 'Los miserables', 'Miss Saigón', 'Martin Guerre', 'El fantasma de la ópera', 'Sunset Boulevard', 'Passion'..., pero también de las revisiones de 'Oliver', 'My Fair Lady', 'Guys and Dolls', 'Crazy For You', 'Oklahoma', 'A Little Night Music' y tantísimos otros. A mí me atraían porque en un musical todo es posible. Hay helicópteros que bajan, Mary Poppins vuela, hay cien personas bailando claqué... Obviamente, la música, el libreto... y, sobre todo, el hecho de que en un momento dramático o cómico se pongan a cantar. Eso que irrita a tanta gente a mí me atrae. Ya no se trata de una canción aislada, sino de una canción con un uso dramático, con sentido vital. Total.
Jumon Erra: La riqueza de sumar música, danza y texto para contar una historia, no unas como apoyo de las otras, sino íntimamente aliadas. Las tres artes me apasionan y todas juntas añaden diferentes capas que nos llegan, al público, por distintas vías. Y, cuando funciona, es una borrachera total que afecta a neuronas y nervios escondidos.

"Ha surgido un musical del que estamos enamorados ('Només és viure'), que espera triste a que alguien lo produzca"

¿Qué relación tenéis?
J.P.C.:  Hoy en día, tengo una relación muy esporádica. Escucho CD de mi época de fan como ejercicio de nostalgia. Desde musicales petardos como 'Bombay Dreams', los de las pelis de Disney ('The Lion King', 'The Huntchback of Notre Dame' o 'Aladdin'), a todo Sondheim, Andrew Lloyd Webber, Kander y Ebb, Cole Porter... El último impacto fuerte que he tenido recientemente con el mundo del musical, y ya hace unos años, ha sido «Hamilton». Me pasó algo similar a cuándo vi «Rent» por primera vez. Quería vivir en aquel musical toda la vida. Pero, francamente, desde hace años ya no tengo esa obsesión; ni mucho menos voy a verlo todo. Quizá es porque he entendido que la vida no es un musical.
J.E.: De joven me gustaban mucho los musicales en el cine. De mayor, me he reencontrado abducido por Daniel Anglès y la escuela Aules, donde soy docente. Allí tuve un primer contacto con el género, durante una práctica con alumnos de último curso, y la droga empezó a tener efecto. Más tarde coincidí con Miquel Tejada como director musical en un taller y nos entendimos. De este entendimiento surgió un musical del que estamos enamorados ('Només és viure'), que espera triste a que alguien lo produzca. Miquel también hizo toda la composición de 'El nedador del mar secret' de La Danesa, y ahora estamos haciendo este 'Un amor particular', donde hemos hecho un trio con Daniela Feixas. Esta es la relación hasta hoy. Corta, pero intensa.

¿En qué tradición os incluís?
J.P.C.: Honestamente, para mí hay un antes y un después del 'Sweeney Todd' dirigido por Mario Gas. Fue de esas cosas que dices: «Eso es lo que quiero hacer de mayor». Otros referentes en este campo han sido Trevor Nunn o Sam Mendes. En cualquier caso, mi tradición no es únicamente la anglosajona o el tándem Brecht-Weill, sino que también he tirado del musical autóctono con sus variantes: desde el mítico 'Memory', todos los de Dagoll Dagom, El musical més petit, los Reguant, Egos Teatre... Y, gracias a mi pasión por gente como Guillermina Motta u Ovidi Montllor, llegas a un musical de cabaré y, más hacia atrás, al Paral·lel, la revista y los cuplés. Así que puedo decir que bebo tanto de Sarita Montiel y la Lina Morgan de 'Dos chicas de revista' como de Christoph Marthaler o Xavier Albertí y, naturalmente, Carles Santos. El mejor de todos.
J.E.: La tradición en que nos incluimos con Miquel es la anglosajona, una tradición que va de Sondheim a la música pop para contar historias.

"Para tener futuro hay que tener presente. Y no olvidar el pasado. Se escucha más música que nunca; por lo tanto, no veo por qué no puede escucharse en formato de teatro musical"

¿Tiene futuro el musical en catalán?
J.P.C.: Para tener futuro hay que tener presente. Y no olvidar el pasado. Se escucha más música que nunca; por lo tanto, no veo por qué no puede escucharse en formato de teatro musical. Solo se necesita voluntad, imaginación, no tener miedo y ser ambiciosos, honestos. Y dinero, por supuesto. El modelo franquicia no es el nuestro y me parece bien. Y, sin dinero, también hacemos cosas. Bueno, cositas. Es el caso de los espectáculos que hemos hecho con Jordi Vidal. O el mismo 'Requiem for Evita'.
J.E.: Yo creo que, de momento, tiene presente: un presente diverso, un presente a trompicones, con la duda existencial de si en castellano tiene más público o no y con el fantasma madrileño (y de las franquicias anglosajonas) que distorsiona la imagen de quiénes somos y qué tendríamos que estar haciendo.

¿Por qué hay tan poco musical de creación propia?
J.P.C.:  Crear un musical, musical de verdad requiere tiempo y dinero. Y, por criterios de producción local, cada vez se dispone de menos tiempo para la creación y vamos más justos de dinero. Eso no quiere decir que no se puedan hacer locuras delirantes y rigurosas como 'Els Jocs Florals de Canprosa', que conectan con un público mayoritario. Estoy convencido que todo el equipo de entonces estaríamos deseando poder hacer una reposición. #quetornicanprosa, ¿nos ayudáis?
J.E.: Por falta de riesgo de quien tiene el dinero (público y privado). Y en este país cuesta mucho que alguien pague por el proceso creativo de escritura y composición. Hay como un pacto no escrito de que, si el proyecto lo inicias tú, solo ingresas si hay taquilla. Solo se pagan los encargos. Entonces, como tenemos que pagar facturas y llenar la nevera, el tiempo para dedicar a la creación se complica un poco.

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