El condón es un método de barrera porque nos protege los genitales del contacto directo con otras mucosas y, por lo tanto, impide que haya riesgo de contagio de una ETS. Asimismo, también impide el paso del esperma (en relaciones pene-vagina), lo que evita el riesgo de embarazo no deseado o alteraciones en la flora vaginal.
¿Por qué se rompe un condón? Cuesta mucho que se rompa un condón, pero no es imposible. Normalmente, el condón se rompe porque lo hemos colocado mal, lo hemos roto al abrirlo con las uñas o los dientes, lo hemos guardado en un lugar donde se ha estropeado (cartera, neceser, etc.), se han usado dos a la vez, no se ha utilizado lubricante a base de agua o porque está caducado.
Cuando se rompe un condón hay, pues, un riesgo de contagio de ETS, y cuando esto ocurre podemos acudir al centro de atención primaria (CAP), Servicio de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva o al Centro Joven de Acompañamiento a las Sexualidades para realizarnos las pruebas de detección de ETS. Sin embargo, puede que los síntomas o la enfermedad aparezcan de manera tardía; por lo tanto, se recomienda hacerse una prueba de ETS anualmente para detectarlo a tiempo y tratar la infección.
También puede haber riesgo de embarazo no deseado y, en este caso, podemos acudir al CAP, Servicio de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva, al CJAS o a una farmacia para pedir o comprar un método anticonceptivo de urgencia (también conocido como “la pastilla del día después” o poscoital). Esta píldora provoca el retraso de la ovulación, lo que evita que el espermatozoide pueda fecundar el óvulo y se produzca el embarazo. Poder tomar esta pastilla es un derecho, y no debemos juzgar ni dejar que nadie nos juzgue por cuidarnos en un momento de riesgo.