El Alba es el laboratorio de luz de sincrotrón más importante del Mediterráneo y del suroeste de Europa, pese a lo cual es un gran desconocido de la sociedad barcelonesa en general.
Entrevista
Para impedir la guerra hay que incidir en las causas de los conflictos latentes previos. El uso de las últimas tecnologías y el análisis de los datos masivos son la base de una investigación empírica innovadora sobre estas causas.
La ciudad parecía haber perdido para siempre su paseo por excelencia, o por lo menos así lo pensaban muchas personas. El equipo Km_zero ganó un concurso de ideas para mejorar la Rambla con un proyecto que quiere que sea catalizador de las esperanzas colectivas en su renacimiento.
En nuestro tiempo las imágenes se han vuelto peligrosas, furiosas, y es necesaria una actitud de resistencia por parte de los intelectuales y artistas. Según Joan Fontcuberta, el fotógrafo responsable tiene que saber gestionar la sobreabundancia icónica con estrategias de ecología visual, pero también tiene que saber encontrar las imágenes que faltan.
La tecnología digital ha modificado la sociedad, pero todavía queda mucho por hacer. Simona Levi, desde el grupo de activistas Xnet, trabaja por la mejora de la democracia en la era digital y por hacer que valores como la transparencia o la participación sean una realidad y no palabras discursivas vacías de contenido.
La pedagoga, fundadora de la escuela Ton i Guida de Verdum, defiende unas matemáticas útiles para la vida, que eviten sufrimientos al niño y que le ayuden a madurar el pensamiento.
La creación en los barrios de parques urbanos, cinturones verdes y corredores ecológicos atrae a inmobiliarias de lujo y a nuevos habitantes con un poder adquisitivo mayor que el de los residentes históricos. El aumento de los precios de la vivienda acaba desplazando a la población original: es el frustrante fenómeno conocido como “gentrificación verde”.
Una espada de Damocles cuelga sobre la cabeza de las generaciones actuales: la degradación del medio ambiente y el cambio climático. Su impacto sobre la salud humana tiene unos costes enormes: el factor económico no puede ser excusa para aplazar las medidas de preservación necesarias, sino todo lo contrario.
Joan-Anton Benach fue el director fundador de esta revista, que nació con el nombre de Barcelona. Metròpolis Mediterrània en mayo de 1986, en un momento en el que la ciudad se preparaba y se reinventaba para acoger los Juegos Olímpicos de 1992.
La escritora de origen marroquí Najat El Hachmi refleja en sus libros la contraposición entre el mundo del que procede y el que ha encontrado aquí, la negociación entre ambos mundos. Somos afortunados de tener en Cataluña a una autora que ha podido poner por escrito esta experiencia.
Desde la óptica del compromiso, hablamos con la filósofa Marina Garcés sobre la Europa de las ciudades, la Europa fronterizada, los refugiados sirios, las relaciones entre el mundo y el sujeto interdependiente.
Miquel Barceló recuerda los tiempos pasados en la Barcelona de hace cuarenta años como una época muy vital y efervescente. Consciente de que el mundo del arte ya no tiene un solo centro como años atrás, no pretende llegar a todas partes: un pintor no puede ser como la Coca-Cola, afirma, que aspira a conquistar todos los mercados.
“Tal y como pedía el precepto griego: nada en exceso. La tecnología se diseña para ser adictiva, porque solo así da dinero”. Es la advertencia de Núria Oliver, referente mundial en inteligencia artificial, sobre el mal uso de las nuevas tecnologías. Pero no duda de un balance global positivo.
Jaume Plensa ha recibido el Premio Ciudad de Barcelona en la categoría de proyección internacional de la ciudad. El escultor vive un inicio de siglo xxi de gran efervescencia creativa y de intensificado reconocimiento. Desde su taller reflexiona sobre la humanización del arte y su función en el espacio público.
La productora de ‘Pan negro’, que ahora prepara la adaptación de ‘Incierta gloria’, de Joan Sales, considera que Barcelona es un centro de experimentación cinematográfica muy potente, aunque al cine catalán todavía le falta encontrar a su gran público.
Cada vez más personas viven en las ciudades y están más conectadas, pero solo las sociedades productivas podrán decidir su futuro. En Barcelona se ha iniciado un plan para poner la tecnología al alcance de todos y permitir a la comunidad trabajar unida.
Desde que obtuvo el Leopardo de Oro del Festival de Locarno con ‘Història de la meva de mort’, donde imagina el encuentro de Casanova y Drácula, Albert Serra no ha parado de recorrer el mundo con presentaciones y coloquios. Continúa la trayectoria de un cineasta de quien Olivier Père dijo que renovaba la manera de hacer cine de los pioneros y los soñadores.
Carme Torras es profesora en el Instituto de Robótica, donde lidera una línea de investigación en el ámbito de la percepción y la manipulación. Junto a su carrera científica ha desarrollado una obra literaria singular: con la novela La mutació sentimental ganó en 2007 el Premio de Ciencia-Ficción Manuel de Pedrolo.
“Un lugar que estimula la creatividad es un lugar abierto a la creatividad de todos y no solo a la de los técnicos o creativos”, sostiene Richard Florida. Para el autor de The Rise of the Creative Class, la apertura
A Albert no le cuesta nada definirse como un “barcelonés de pura cepa”; sin embargo, no ha sido hasta la publicación de ‘Victus’ cuando por primera vez nos ha propuesto una historia que transcurre en Barcelona. Le pregunto por qué y me mira con una media sonrisa.
“Tenemos un compromiso ineludible con la sociedad”, afirma el doctor Fuster, director del Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Medical Center, de Nueva York, y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III, de Madrid. La vocación social ha llevado a este médico barcelonés, una de las máximas autoridades en cardiología, a realizar una gran tarea como divulgador y educador.
Xavier Verdaguer es uno de los emprendedores más creativos e internacionales surgidos de Barcelona. Ingeniero informático y arquitecto técnico por la UPF y con estudios de alta dirección en la Stanford University, se autodefine como un emprendedor en serie.
Tras la puerta de su despacho, en el perchero, descansan un jersey, una bata de laboratorio y medio centenar de colgantes con identificaciones para congresos y seminarios especializados en reproducción humana en los que ha participado Anna Veiga durante los últimos años.
El día está nublado y amenaza lluvia. El fotógrafo Pere Virgili y yo subimos el último y empinado tramo de la calle Fogaroses, que nos dejará frente a la puerta de la casa de Jaume Cabré y Margarida Barba. Después subimos al estudio, en el primer piso, e iniciamos la conversación mientras el fotógrafo sigue con su trabajo. La conversación se apodera de todo.